el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres
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128 Enrique Jardi<strong>el</strong> Ponc<strong>el</strong>a<br />
PASEO LITERARIO<br />
Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />
Como, después de todo, dicen que uno es un literato, he<br />
comprendido que estaba en la obligación de dar un paseo literario por<br />
Ginebra, ciudad extraordinariamente int<strong>el</strong>ectual.<br />
He visto <strong>el</strong> castillo de Mme. de Staël, y he declarado:<br />
—¡Es muy bonito!<br />
Visito después <strong>el</strong> castillo de Cerney, lleno de recuerdos de<br />
Voltaire, y he exclamado:<br />
—¡Precioso! Devuélvanle ustedes los recuerdos.<br />
Luego, en la quinta de Lord Byron, he dicho:<br />
—¡Muy poético!<br />
Frente al Calvinium, confieso:<br />
—¡Hay que ver!<br />
La estatua de Migu<strong>el</strong> Servet me hace observar:<br />
—Está muy parecido.<br />
Y ante <strong>el</strong> número 90 de la Gran Rue, sitio donde vivió Rousseau,<br />
he murmurado:<br />
Bueno, pues va a ser cosa de marcharse.<br />
Y me he marchado de Ginebra, saturado de literatura. Los<br />
llamados int<strong>el</strong>ectuales somos así.<br />
LAUSANA<br />
Dos horas de camino, y me encuentro en Lausana (Lausanné,<br />
como escriben los idiotas y algunos farmacéuticos).<br />
Lausana es una ciudad para alpinistas, como Chamonix y Madrid<br />
cuando <strong>el</strong> Ayuntamiento arregla <strong>el</strong> empedrado. Está construida sobre<br />
montañas, y para subir desde la estación hay dos caminos: o se toma<br />
un funicular, o se toma carrerilla y se atiza uno una ascensión monte<br />
arriba para lo que son necesarias cinco horas y tres thermos de limón<br />
h<strong>el</strong>ado.<br />
Los diferentes barrios de la ciudad se enlazan por medio de<br />
puentes tendidos sobre esp<strong>el</strong>uznantes abismos, v aquí, al que quiere<br />
suicidarse, se le dan toda clase de facilidades.<br />
Lausana tiene también Ayuntamiento y una tienda de gomas<br />
para los paraguas (dos establecimientos que no faltan nunca en las<br />
ciudades cultas), y sus calles están tan en cuesta y son tan tortuosas, que<br />
un paseo por Lausana significa mes y medio de guardar cama por<br />
"agujetas pertinaces".<br />
Realmente en Lausana llueve mucho, y como no es cosa de<br />
ponerse de mal humor, ordeno que me limpien <strong>el</strong> calzado, y me largo a<br />
Basilea.