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el libro del convaleciente - AMPA Severí Torres

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80 Enrique Jardi<strong>el</strong> Ponc<strong>el</strong>a<br />

Digitalización de Elsa Martínez – mayo 2006<br />

Apenas habían pasado siete minutos cuando en una ventana de la casa<br />

más próxima apareció <strong>el</strong> rostro de un hombre con barba.<br />

Sherlock, como si no aguardase más que esta aparición, se levantó de<br />

un salto, tiró <strong>el</strong> violonc<strong>el</strong>lo y le gritó a aqu<strong>el</strong> hombre encañonándole con la<br />

pistola:<br />

—¡Canalla! ¡Date preso!<br />

El hombre de la barba era <strong>el</strong> anarquista.<br />

SHERLOCK EXPLICA EL MISTERIO Y SUS TRABAJOS<br />

Al otro día, y d<strong>el</strong>ante d<strong>el</strong> Lord Mayor, Sherlock se explicó así:<br />

—Mi trabajo, señores, ha sido sencillo. Un detalle me dio la clave de lo<br />

que venía sucediendo en Piccadilly Circus; un detalle en <strong>el</strong> que nadie había<br />

caído, a saber: que en la esquina donde solían estallar las bombas acostumbraba a<br />

ponerse un mendigo ciego y músico, que interpretaba m<strong>el</strong>odías callejeras en su<br />

instrumento. No había una razón que justificase las bombas... Pero ¿ acaso, para<br />

un vecino, amante de la música, no es una razón que puede obligarle a tirar<br />

bombas <strong>el</strong> hecho de tener que oír a diario m<strong>el</strong>odías callejeras? Comprendiendo<br />

que <strong>el</strong> misterio estaba allí, encargué que me llevaran a Piccadilly Circus un<br />

violonc<strong>el</strong>lo, me puse a tocar Las Leandras y —como era de esperar— <strong>el</strong><br />

anarquista apareció en la ventana rugiendo de coraje... Unos minutos más, y sobre<br />

Piccadilly Circus hubiera caído la séptima bomba. Pero yo lo evité deteniendo al<br />

anarquista... Las f<strong>el</strong>icitaciones que recibió Sherlock fueron imponentes.<br />

CONCLUSIÓN<br />

El anarquista que resultó llamarse Phyleas Chups, dio idéntica versión<br />

que Sherlock de sus d<strong>el</strong>itos cuando se halló cara a cara con los severos jueces<br />

de las blancas p<strong>el</strong>ucas y <strong>el</strong> acento gangoso.<br />

Y al final de la última sesión d<strong>el</strong> proceso, d<strong>el</strong> que Phyleas salió<br />

absu<strong>el</strong>tísimo, todo <strong>el</strong> público se puso de su parte.<br />

Y <strong>el</strong> anarquista fue sacado en hombros.

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