estudio y edición de el pastor de fílida por luis galvez de montalvo
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LUIS GÁLVEZ DE MONTALVO<br />
Cuando se empieza la quinta parte han pasado, aproximadamente, tres<br />
meses. Tiempo necesario para que se produzcan los cambios que <strong>el</strong> narrador se encarga<br />
<strong>de</strong> ir presentando. (Si bien <strong>el</strong> que menos cambio experimenta es Siralvo, ya que Fílida<br />
está como ninfa en <strong>el</strong> templo <strong>de</strong> la casta diosa. Simplemente impi<strong>de</strong> una nayar<br />
frecuencia en sus encuentros. No obstante sí se producen otras transformaciones que<br />
sólo <strong>el</strong> paso <strong>de</strong>l tiempo pue<strong>de</strong> explicar <strong>de</strong> una manera razonable, como son <strong>el</strong><br />
enamoramiento <strong>de</strong> Filardo y Silvia, su intercesora, las <strong>de</strong>savenencias entre Finca y<br />
Pra<strong>de</strong>lio, y la entrada en escena <strong>de</strong> Andria que traerá la inestabilidad a las r<strong>el</strong>aciones <strong>de</strong><br />
Alfeo y Filena).<br />
El transcurso <strong>de</strong>l tiempo en estas partes que enmarcan los dos días<br />
colabora para recrear una realidad más convincente al <strong>de</strong>venir <strong>de</strong> enamoramientos y<br />
<strong>de</strong>senamoramientos. E] narrador ofrece un arco <strong>de</strong> tiempo suficiente para que todos<br />
estos sucesos puedan enca<strong>de</strong>narse y <strong>de</strong>senvolverse sin que tenga que echar mano <strong>de</strong><br />
efectos mágicos, ni <strong>de</strong> soluciones inmediatas traídas como mera justificación<br />
explicativa. Por <strong>el</strong> contrario, procura que <strong>el</strong> tiempo funcione <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la narración <strong>de</strong><br />
modo que los avatares se <strong>de</strong>sarrollen con efectividad lógica o, <strong>por</strong> lo menos, con<br />
verosimilitud. 73<br />
Por todo esto, en <strong>el</strong> r<strong>el</strong>ato <strong>de</strong> Gálvez <strong>de</strong> Montalvo se conjugan un tiempo<br />
verosímil, o que intenta dar la sensación <strong>de</strong> serlo, y otro que se ajusta a la retórica<br />
propia <strong>de</strong> la <strong>pastor</strong>il: reuniones y juntas <strong>pastor</strong>iles que terminan con la puesta <strong>de</strong>l sol;<br />
amaneceres con los que comienzan caminos y encuentros; menciones minuciosas <strong>de</strong>l<br />
paso <strong>de</strong>l día en estas reuniones atendiendo a la comida, la siesta, <strong>el</strong> calor <strong>de</strong>l sol, la cena<br />
o las crecientes sombras que se apo<strong>de</strong>ran <strong>de</strong>l campo, y <strong>de</strong> los bosques y florestas. Entre<br />
uno y otro no se produce un ajuste perfecto, ya que predomina <strong>el</strong> segundo sobre <strong>el</strong><br />
primero, con numerosas alusiones a estos cambios, como se refleja en la sexta parte.<br />
En <strong>el</strong>la transcurre un día aunque haya empezado la noche anterior, como<br />
ya es habitual en <strong>el</strong> libro;74 en esa misma noche se produce <strong>el</strong> <strong>de</strong>bate poético entre Batto<br />
~ Prieto (op.cit., p. 368-369) distingue entre las dos Dianas, la <strong>de</strong> Montemayor y la <strong>de</strong> Gil Polo, dos<br />
estructuras, una lírica para la primera y una épica para la segunda, con <strong>el</strong> consiguiente quebrantamiento<br />
<strong>de</strong>l espacio arcádico. Gálvez <strong>de</strong> Montalvo conjuga estas estructuras en su tratamiento <strong>de</strong>l tiempo, lírico<br />
para la configuración <strong>de</strong> las tramas eróticas y <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong> contemplación estática <strong>de</strong> las b<strong>el</strong>lezas <strong>de</strong><br />
sus enamoradas, y otro épico (aunque reducido a <strong>el</strong>ipsis) en que se producen acontecimientos <strong>de</strong> enlace o<br />
<strong>de</strong>senlace, encuentros y <strong>de</strong>sencuentros <strong>de</strong> trayectorias amatorias. En <strong>el</strong> primer caso está <strong>el</strong> <strong>de</strong>seo <strong>por</strong><br />
inmortalizar, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la emoción, <strong>el</strong> amor <strong>por</strong> su dama (la Fílida <strong>de</strong> Siralvo), mientras que en <strong>el</strong> segundo se<br />
utiliza la estructura épica en aras <strong>de</strong> la verosimilitud.<br />
~ “pusieron or<strong>de</strong>n en la cena” (Ip. 518).<br />
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