You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Renunciar entonces a su fe, y negar el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo que había acompañado<br />
al mensaje, habría equivalido a retroce<strong>de</strong>r así al camino <strong>de</strong> la perdición. Estas palabras<br />
<strong>de</strong> San Pablo los alentaban a permanecer firmes: “No perdáis, pues, vuestra confianza;”<br />
“tenéis necesidad <strong>de</strong> paciencia;” “porque aún un poquito, y el que ha <strong>de</strong> venir vendrá, y<br />
no tardará.” El único proce<strong>de</strong>r seguro para ellos consistía en apreciar la luz que ya<br />
habían recibido <strong>de</strong> Dios, atenerse firmemente a sus promesas, y seguir escudriñando las<br />
Sagradas Escrituras esperando con paciencia y velando para recibir mayor luz (257.)<br />
Capitulo XVIII<br />
________<br />
El Santuario<br />
El pasaje bíblico que más que ninguno había sido el fundamento y el pilar<br />
central <strong>de</strong> la fe adventista era la <strong>de</strong>claración: “Hasta dos mil trescientas tar<strong>de</strong>s y<br />
mañanas, luego el santuario será purificado.” (Daniel 8:14.) Estas palabras habían sido<br />
familiares para todos los que creían en la próxima venida <strong>de</strong>l Señor. <strong>La</strong> profecía que<br />
encerraban era repetida alegremente como santo y seña <strong>de</strong> su fe por miles <strong>de</strong> bocas.<br />
Todos sentían que sus esperanzas más gloriosas y más queridas <strong>de</strong>pendían <strong>de</strong> los<br />
acontecimientos en ella predichos. Había quedado <strong>de</strong>mostrado que aquellos días<br />
proféticos terminaban en el otoño <strong>de</strong>l año 1844. En común con el resto <strong>de</strong>l mundo<br />
cristiano, los Adventistas creían entonces que la tierra, o alguna parte <strong>de</strong> ella, era el<br />
santuario, y que la purificación <strong>de</strong>l santuario era la purificación <strong>de</strong> la tierra por medio<br />
<strong>de</strong>l fuego <strong>de</strong>l último y supremo día. Entendían que ello se verificaría en el segundo<br />
advenimiento <strong>de</strong> Cristo. De ahí que concluyeran que Cristo volvería a la tierra en 1844.<br />
Pero el tiempo señalado vino y el Señor no apareció. Los creyentes sabían que<br />
la Palabra <strong>de</strong> Dios no podía fallar; su interpretación <strong>de</strong> la profecía <strong>de</strong>bía estar pues<br />
errada; ¿pero dón<strong>de</strong> estaba el error? Muchos cortaron (258) sin más ni más el nudo <strong>de</strong> la<br />
dificultad negando que los 2.300 días terminasen en 1844. Esta posición no podía<br />
apoyarse con prueba alguna, a no ser con la <strong>de</strong> que Cristo no había venido en el<br />
momento <strong>de</strong> expectación. Se alegaba que si los días proféticos hubiesen terminado en<br />
1844, Cristo habría venido entonces para limpiar el santuario mediante la purificación<br />
<strong>de</strong> la tierra por fuego, y que como no había venido, los días no podían haber terminado.<br />
Aceptar estas conclusiones equivalía a renunciar a los cómputos anteriores <strong>de</strong> los<br />
períodos proféticos, y envolver la cuestión entera en confusión. Fue una posición <strong>de</strong><br />
entrega y rendimiento la cual se alcanzó por medio <strong>de</strong> un serio estudió <strong>de</strong> las Escrituras<br />
y oración, por mentes iluminadas por el Espíritu <strong>de</strong> Dios, y corazones ardientes con su<br />
po<strong>de</strong>r vivo; las posiciones que soportaron una crítica minuciosa y la más amarga<br />
oposición <strong>de</strong> hombres populares religiosos y mundanamente sabios, y se mantuvieron<br />
firmes contra las fuerzas combinadas <strong>de</strong> aprendizaje y elocuencia, y las burlas e insultos<br />
tanto <strong>de</strong>l honorable como <strong>de</strong>l bajo eran iguales todo este sacrificio fue hecho para<br />
mantener la teoría que la tierra es el santuario.<br />
Dios había dirigido a su pueblo en el gran movimiento adventista; su po<strong>de</strong>r y su<br />
gloria habían acompañado la obra, y Él no permitiría que ésta terminase en la<br />
obscuridad y en un chasco, para que se la cubriese <strong>de</strong> oprobio como si fuese una mera<br />
excitación mórbida y producto <strong>de</strong>l fanatismo. No iba a <strong>de</strong>jar su Palabra envuelta en<br />
dudas e incertidumbres. Aunque la mayor parte <strong>de</strong> los adventistas abandonaron sus<br />
primeros cálculos <strong>de</strong> los períodos proféticos, y por consiguiente negaron la exactitud <strong>de</strong>l<br />
movimiento basado en (259) ellos, unos pocos no estaban dispuestos a negar puntos <strong>de</strong><br />
103