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sin embargo, todas las manifestaciones <strong>de</strong> su justicia retributiva estarán perfectamente<br />
en armonía con el carácter <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> un Dios misericordioso, paciente y benévolo.<br />
Dios no fuerza la voluntad ni el juicio <strong>de</strong> nadie. No se complace en la obediencia<br />
servil. Quiere que las criaturas salidas <strong>de</strong> sus manos le amen porque es digno <strong>de</strong> amor.<br />
Quiere que le obe<strong>de</strong>zcan porque aprecian <strong>de</strong>bidamente su sabiduría, su justicia y su<br />
bondad. Y todos los que tienen justo concepto <strong>de</strong> estos atributos le amarán porque serán<br />
atraídos a Él por la admiración <strong>de</strong> sus atributos.<br />
Los principios <strong>de</strong> bondad, misericordia y amor enseñados y puestos en práctica<br />
por nuestro Salvador son fiel trasunto <strong>de</strong> la voluntad y <strong>de</strong>l carácter <strong>de</strong> Dios. Cristo<br />
<strong>de</strong>claró que no enseñaba nada que no hubiese recibido <strong>de</strong> su Padre. Los principios <strong>de</strong>l<br />
gobierno divino se armonizan perfectamente con el precepto <strong>de</strong>l Salvador: “Amad a<br />
vuestro enemigos.” Dios ejecuta su Justicia sobre los malos para el bien <strong>de</strong>l universo, y<br />
hasta para el bien <strong>de</strong> aquellos sobre quienes recaen sus juicios. El quisiera hacerlos<br />
felices, si pudiera hacerlo <strong>de</strong> acuerdo con las leyes <strong>de</strong> su gobierno y la justicia <strong>de</strong> su<br />
carácter. Extien<strong>de</strong> hasta ellos las manifestaciones <strong>de</strong> su amor, les conce<strong>de</strong> el<br />
conocimiento <strong>de</strong> su ley y los persigue con las ofertas <strong>de</strong> su misericordia; pero ellos<br />
<strong>de</strong>sprecian su amor, invalidan su ley y rechazan su misericordia. Por más que reciben<br />
continuamente sus dones, <strong>de</strong>shonran al Dador (362); aborrecen a Dios porque saben que<br />
aborrece sus pecados. El Señor soporta mucho tiempo sus perversida<strong>de</strong>s; pero la hora<br />
<strong>de</strong>cisiva llegará al fin y entonces su suerte quedará resuelta. ¿Enca<strong>de</strong>nará Él entonces<br />
estos rebel<strong>de</strong>s a su lado? ¿Los obligará a hacer su voluntad?<br />
Los que han escogido a Satanás por jefe, y que se han puesto bajo su po<strong>de</strong>r, no<br />
están preparados para entrar en la presencia <strong>de</strong> Dios. El orgullo, el engaño, la impureza,<br />
la crueldad se han arraigado en sus caracteres. ¿Pue<strong>de</strong>n entonces entrar en el Cielo para<br />
morar eternamente con aquellos a quienes <strong>de</strong>spreciaron y odiaron en la tierra? <strong>La</strong><br />
verdad no agradará nunca al mentiroso; la mansedumbre no satisfará jamás a la vanidad<br />
y al orgullo; la pureza no pue<strong>de</strong> ser aceptada por el disoluto; el amor <strong>de</strong>sinteresado no<br />
tiene atractivo para el egoísta. El <strong>de</strong>stino <strong>de</strong>l malvado es compuesto por su selección<br />
propia. Su exclusión <strong>de</strong>l Cielo es voluntaria, y es justa.<br />
Del mismo modo que las aguas <strong>de</strong>l diluvio, las llamas <strong>de</strong>l gran día proclamarán<br />
el veredicto <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> que los malos son incurables. Ellos no tienen ninguna<br />
disposición para someterse a la autoridad divina. Han ejercitado su voluntad en la<br />
rebeldía; y cuando termine la vida será <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para <strong>de</strong>sviar la corriente <strong>de</strong> sus<br />
pensamientos en sentido opuesto, <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong> para volverse <strong>de</strong> la transgresión hacia<br />
la obediencia, <strong>de</strong>l odio hacia el amor.<br />
Fue por misericordia para con el mundo por lo que Dios barrió los habitantes en<br />
tiempo <strong>de</strong> Noé. Fue también por misericordia por lo que <strong>de</strong>struyó a los habitantes<br />
corrompidos <strong>de</strong> Sodoma. Debido al po<strong>de</strong>r engañador <strong>de</strong> Satanás, los obreros <strong>de</strong><br />
iniquidad se granjean simpatía y admiración y arrastran a otros a la rebelión. Así<br />
sucedió en días <strong>de</strong> Noé, como también en tiempo <strong>de</strong> Abraham y <strong>de</strong> Lot; y así suce<strong>de</strong> en<br />
nuestros (363) días. Por misericordia para con el universo <strong>de</strong>struirá Dios finalmente a<br />
los que rechazan su gracia.<br />
Pero la doctrina <strong>de</strong>l tormento eterno no tiene sanción en la Biblia. San Juan en el<br />
Apocalipsis, <strong>de</strong>scribiendo la alegría futura y la gloria <strong>de</strong>l redimido, <strong>de</strong>clara que él oyó<br />
cada voz en el Cielo y tierra, y <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tierra, atribuir alabanza a Dios. No habrá<br />
seres perdidos en el infierno mezclando sus lamentos con las canciones <strong>de</strong>l salvado.<br />
“Porque la paga <strong>de</strong>l pecado es muerte; mas la dádiva <strong>de</strong> Dios es vida eterna en<br />
Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23.) Mientras la vida es la heredad <strong>de</strong> los<br />
justos, la muerte es la porción <strong>de</strong> los impíos. <strong>La</strong> pena amenazante no es meramente<br />
muerte temporal, porque todos tienen que sufrir ésta. Es la segunda muerte, lo opuesto<br />
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