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La Destrucción de Jerusalén

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Pero a pesar <strong>de</strong> todos los esfuerzos hechos para establecer la santidad <strong>de</strong>l<br />

domingo, los mismos papistas confesaban públicamente la autoridad divina <strong>de</strong>l sábado<br />

y el origen humano <strong>de</strong> la institución que lo había suplantado. En el siglo XVI un<br />

concilio papal or<strong>de</strong>nó explícitamente: “Recuer<strong>de</strong>n todos los cristianos que el séptimo<br />

día fue consagrado por Dios y aceptado y observado no sólo por los judíos, sino<br />

también por todos los que querían adorar a Dios; no obstante nosotros los cristianos<br />

hemos cambiado el sábado <strong>de</strong> ellos en el día <strong>de</strong>l Señor, domingo.” Los que estaban<br />

pisoteando la ley divina no ignoraban el carácter <strong>de</strong> la obra que estaban realizando. Se<br />

estaban colocando <strong>de</strong>liberadamente por encima <strong>de</strong> Dios.<br />

Un ejemplo sorpren<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la política <strong>de</strong> Roma contra los que honran el sábado<br />

se encuentra en la larga y sangrienta persecución <strong>de</strong> los val<strong>de</strong>nses. Otros sufrieron <strong>de</strong><br />

modo parecido por su fi<strong>de</strong>lidad a la misma verdad. En medio <strong>de</strong> las tinieblas <strong>de</strong> la Edad<br />

Media, se perdió <strong>de</strong> vista a los cristianos <strong>de</strong>l África central, quienes, olvidados <strong>de</strong>l<br />

mundo, gozaron <strong>de</strong> plena libertad en el ejercicio <strong>de</strong> su fe. Pero al fin Roma <strong>de</strong>scubrió su<br />

existencia y el emperador <strong>de</strong> Abisinia fue pronto inducido a reconocer al papa como<br />

vicario <strong>de</strong> Cristo. Esto fue principio <strong>de</strong> otras concesiones. Se proclamó un edicto que<br />

prohibía la observancia <strong>de</strong>l sábado, bajo las penas más severas. Pero la tiranía papal se<br />

convirtió luego en yugo amargo y los abisinios resolvieron sacudirlo. Después <strong>de</strong> una<br />

lucha terrible, los romanistas fueron expulsados <strong>de</strong> Abisinia (395) y la antigua fe fue<br />

restablecida. <strong>La</strong>s iglesias se regocijaron en su libertad y no olvidaron jamás la lección<br />

que habían aprendido respecto al engaño, al fanatismo y al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>spótico <strong>de</strong> Roma.<br />

En medio <strong>de</strong> su reino aislado se sintieron felices <strong>de</strong> permanecer <strong>de</strong>sconocidos para el<br />

resto <strong>de</strong> la cristiandad.<br />

<strong>La</strong>s iglesias <strong>de</strong> Africa observaban el sábado como lo había observado la iglesia<br />

papal antes <strong>de</strong> su completa apostasía. Al mismo tiempo que guardaban el séptimo día en<br />

obediencia al mandamiento <strong>de</strong> Dios, se abstenían <strong>de</strong> trabajar el domingo conforme a la<br />

costumbre <strong>de</strong> la iglesia. Al lograr el po<strong>de</strong>r supremo, Roma había pisoteado el día <strong>de</strong><br />

reposo <strong>de</strong> Dios para enaltecer el suyo propio; pero las iglesias <strong>de</strong> Africa, <strong>de</strong>sconocidas<br />

por cerca <strong>de</strong> mil años, no participaron <strong>de</strong> esta apostasía. Cuando cayeron bajo el cetro<br />

<strong>de</strong> Roma, fueron forzadas a <strong>de</strong>jar a un lado el verda<strong>de</strong>ro día <strong>de</strong> reposo y a exaltar el<br />

falso; pero apenas recobraron su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia volvieron a obe<strong>de</strong>cer el cuarto<br />

mandamiento.<br />

Estos recuerdos <strong>de</strong> lo pasado ponen claramente <strong>de</strong> manifiesto la enemistad <strong>de</strong><br />

Roma contra el verda<strong>de</strong>ro día <strong>de</strong> reposo y sus <strong>de</strong>fensores, y los medios que emplea para<br />

honrar la institución creada por ella. <strong>La</strong> Palabra <strong>de</strong> Dios nos enseña que estas escenas<br />

han <strong>de</strong> repetirse cuando papistas y los protestantes se unan para exaltar el domingo.<br />

(Apocalipsis 13:11,12.) Por casi cuarenta años los reformadores <strong>de</strong>l sábado han<br />

presentado este testimonio al mundo. En los eventos que ahora están sucediendo se ha<br />

visto un avance rápido hacia el cumplimiento <strong>de</strong> la predicción. Hay el mismo reclamo<br />

<strong>de</strong> autoridad divina para guardar el domingo, y la misma falta <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>ncia Bíblica,<br />

como en (396) los días <strong>de</strong> la supremacía papal. <strong>La</strong> aserción que los juicios <strong>de</strong> Dios están<br />

visitando sobre los hombres porque su violación <strong>de</strong>l sábado a domingo, será repetida.<br />

Ya han comenzado a ser instados.<br />

<strong>La</strong> sagacidad y astucia <strong>de</strong> la iglesia romana asombran. Pue<strong>de</strong> leer el porvenir. Se<br />

da tiempo viendo que las iglesias protestantes le están rindiendo homenaje con la<br />

aceptación <strong>de</strong>l falso día <strong>de</strong> reposo y que se preparan emplear con los mismos medios<br />

que ella empleó en tiempos pasados. Los que rechazan la luz <strong>de</strong> la verdad buscarán aún<br />

la ayuda <strong>de</strong> este po<strong>de</strong>r que se titula infalible, a fin <strong>de</strong> exaltar una institución que <strong>de</strong>be su<br />

origen a Roma. No es difícil prever cuán apresuradamente ella acudirá en ayuda <strong>de</strong> los<br />

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