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La Destrucción de Jerusalén

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Si el mensaje <strong>de</strong> Noé era verda<strong>de</strong>ro, ¿por qué no lo reconocía por tal el mundo entero? y<br />

¿por qué no le daba crédito? ¡Era la afirmación <strong>de</strong> un hombre contra la sabiduría <strong>de</strong><br />

millares! No quisieron dar fe a la amonestación, ni buscar protección en el arca.<br />

Los burladores llamaban la atención a las cosas <strong>de</strong> la naturaleza, - a la sucesión<br />

invariable <strong>de</strong> las estaciones, al cielo azul que nunca había <strong>de</strong>rramado lluvia, a los ver<strong>de</strong>s<br />

campos refrescados por el suave rocío <strong>de</strong> la noche, - y exclamaban: “¿No habla acaso en<br />

parábolas?” Con <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong>claraban que el predicador <strong>de</strong> la justicia era fanático<br />

rematado; y siguieron corriendo tras los placeres y andando en sus malos caminos con<br />

más empeñó que nunca antes. Pero su incredulidad no impidió la realización <strong>de</strong>l<br />

acontecimiento predicho. Dios soportó mucho tiempo su maldad, dándoles amplia<br />

oportunidad para arrepentirse, pero a su <strong>de</strong>bido tiempo sus juicios cayeron sobre los que<br />

habían rechazado su misericordia.<br />

Cristo <strong>de</strong>clara que habrá una incredulidad análoga respecto a su segunda venida.<br />

Así como en tiempo <strong>de</strong> Noé los hombres “no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio<br />

y se los llevó a todos, así será también la venida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l Hombre.” (S. Mateo<br />

24:39.) Cuando los que profesan ser el pueblo <strong>de</strong> Dios se unan con el mundo, viviendo<br />

como él vive y compartiendo (209) sus placeres prohibidos; cuando el lujo <strong>de</strong>l mundo<br />

se vuelva el lujo <strong>de</strong> la iglesia; cuando las campanas repiquen a bodas, y todos cuenten<br />

en perspectiva con muchos años <strong>de</strong> prosperidad mundana, - entonces, tan<br />

repentinamente como el relámpago cruza el cielo, se <strong>de</strong>svanecerán sus visiones<br />

brillantes y sus falaces esperanzas.<br />

Así como Dios envió a su siervo para dar al mundo aviso <strong>de</strong>l diluvio que se<br />

acercaba, también envió mensajeros escogidos para anunciar la venida <strong>de</strong>l juicio final.<br />

Y así como los contemporáneos <strong>de</strong> Noé se burlaron con <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> las predicciones<br />

<strong>de</strong>l predicador <strong>de</strong> la justicia, también en los días <strong>de</strong> Miller muchos, hasta <strong>de</strong> los que<br />

profesaban ser <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios, se burlaron <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> aviso.<br />

En sus trabajos por las iglesias protestantes, Guillermo Miller y sus compañeros<br />

encontraron un espíritu <strong>de</strong> odio y oposición poco menos amargo que el que Lutero<br />

experimentó <strong>de</strong> Roma. Por romanistas en tiempo <strong>de</strong> Lutero, y por protestantes en el<br />

tiempo <strong>de</strong> Miller, fábulas, teorías falsas, costumbres y formas humanas fueron recibidas<br />

y honradas en lugar <strong>de</strong> las enseñanzas <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> verdad. En el siglo XVI la iglesia<br />

romana retuvo las Escrituras <strong>de</strong> la gente; en el siglo XIX, se esparcen Biblias por todas<br />

partes como las hojas <strong>de</strong> otoño, las iglesias protestantes aseguraban que porción<br />

importante <strong>de</strong> la Palabra Sagrada - o sea la que pone a la vista verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> especial<br />

aplicación para nuestro tiempo sería sellada y no podía ser entendida.<br />

Los ministros y gente han <strong>de</strong>clarado las profecías <strong>de</strong> Daniel y Juan ser una<br />

colección <strong>de</strong> misterios los cuales nadie pudo enten<strong>de</strong>r o explicar. Pero el mismo título<br />

<strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> Revelación (Apocalipsis) contradice estas aserciones: “Revelación <strong>de</strong><br />

Jesucristo, que (210) Dios le dio, para mostrar a sus siervos las cosas que <strong>de</strong>ben suce<strong>de</strong>r<br />

enseguida; y la dio a enten<strong>de</strong>r enviándola por medio <strong>de</strong> su ángel a su siervo Juan, que ha<br />

dado testimonio <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong>l testimonio <strong>de</strong> Jesucristo, y <strong>de</strong> todas las<br />

cosas que vio. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras <strong>de</strong> esta profecía, y<br />

guardan las cosas escritas en ella; porque el tiempo está cerca.” (Apocalipses 1:1-3.)<br />

El profeta dice: “Bienaventurado el que lee”- hay quienes no quieren leer; la<br />

bendición no es para ellos. “Y los que oyen” - hay algunos, también, que se niegan a oír<br />

cualquier cosa relativa a las profecías; la bendición no es tampoco para esa clase <strong>de</strong><br />

personas. “Y guarda las cosas en ella escritas”- muchos se niegan a tomar en cuenta las<br />

amonestaciones e instrucciones contenidas en el Apocalipsis. Ninguno <strong>de</strong> ellos tiene<br />

<strong>de</strong>recho a la bendición prometida. Todos los que ridiculizan los argumentos <strong>de</strong> la<br />

profecía y se mofan <strong>de</strong> los símbolos dados solemnemente en ella, todos los que se<br />

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