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La Destrucción de Jerusalén

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CAPITULO VII<br />

____________<br />

LUTERO ANTE LA DIETA<br />

Un nuevo emperador, Carlos V, había ascendido al trono <strong>de</strong> Alemania, y los<br />

emisarios <strong>de</strong> Roma se apresuraron a presentarle sus felicitaciones, y procuraron que el<br />

monarca emplease su po<strong>de</strong>r contra la Reforma. Por otra parte, el elector <strong>de</strong> Sajonia, con<br />

quien Carlos tenía una gran <strong>de</strong>uda por su exaltación al trono, le rogó que no tomase<br />

medida alguna contra Lutero, sin antes haberle oído. De este modo, el emperador se<br />

hallaba en embarazosa situación que le <strong>de</strong>jaba perplejo. Los papistas no se darían por<br />

contentos sino con un edicto imperial que sentenciase a muerte a Lutero. El elector<br />

había <strong>de</strong>clarado terminantemente “que ni su majestad imperial, ni otro ninguno había<br />

<strong>de</strong>mostrado que los escritos <strong>de</strong> Lutero hubiesen sido refutados;” y por este motivo,<br />

“pedía que el doctor Lutero, provisto <strong>de</strong> un salvoconducto, pudiese comparecer ante<br />

jueces sabios, piadosos e imparciales.”<br />

<strong>La</strong> atención general se fijó en la reunión <strong>de</strong> los Estados Alemanes convocada en<br />

Worms a poco <strong>de</strong> haber sido elevado Carlos al trono. Varios asuntos políticos<br />

importantes tenían que ventilarse en dicha dieta (119.) Pero estos aparecieron por un<br />

pequeño momento cuando contrastaron con la causa <strong>de</strong>l monje <strong>de</strong> Wittenberg.<br />

Carlos había encargado ya <strong>de</strong> antemano al elector que trajese a Lutero ante la<br />

dieta, asegurándole que el reformador <strong>de</strong>bería ser protegido <strong>de</strong> toda la violencia, y que<br />

se le <strong>de</strong>bería permitir una conferencia libre con la persona competente para discutir los<br />

puntos disputados. Lutero por su parte ansiaba comparecer ante el monarca. Su salud<br />

por entonces no estaba muy buena; no obstante, escribió al elector: “Si no puedo hacer<br />

el viaje a Worms con buena salud, yo seré llevado allí, enfermo como estoy. Pero, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

que el emperador me ha llamado, no puedo dudar que es un llamado <strong>de</strong> Dios mismo. Si<br />

ellos intentan usar la violencia contra mí, como probablemente lo hagan, ciertamente es<br />

con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ganar la información que ellos requieren <strong>de</strong> mí para comparecer <strong>de</strong>lante<br />

<strong>de</strong> ellos. Yo pongo el asunto en las manos <strong>de</strong>l Señor. Aún vive y reina Él que preservó a<br />

los tres israelitas en el horno ardiente. Si no sería su voluntad salvarme, mi vida es <strong>de</strong><br />

consecuencia pequeña. Cui<strong>de</strong>mos solamente que el Evangelio no sea expuesto al<br />

<strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong>l impío, y <strong>de</strong>rramemos nuestra sangre en su <strong>de</strong>fensa mas que les permita a<br />

ellos triunfar. ¿Quién diría si mi vida o mi muerte contribuiría más a la salvación <strong>de</strong> mis<br />

hermanos?” “Esperen cualquier cosa <strong>de</strong> mí excepto el vuelo o la retractación. Volar no<br />

puedo; aún menos puedo retractarme.”<br />

<strong>La</strong> noticia <strong>de</strong> que Lutero comparecería ante la dieta circuló en Worms y <strong>de</strong>spertó<br />

una agitación general. Aleandro a quien, como legado <strong>de</strong>l papa, se le había confiado el<br />

asunto <strong>de</strong> una manera especial, se alarmó y enfureció. Preveía que el resultado sería<br />

<strong>de</strong>sastroso para la causa <strong>de</strong>l papado. Hacer investigaciones en un (120) caso sobre el<br />

cual el papa había dictado ya sentencia con<strong>de</strong>natoria, era tanto como discutir la<br />

autoridad <strong>de</strong>l soberano pontífice. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> esto, temía que los elocuentes y po<strong>de</strong>rosos<br />

argumentos <strong>de</strong> este hombre apartasen <strong>de</strong> la causa <strong>de</strong>l papa a muchos <strong>de</strong> los príncipes.<br />

Por eso, <strong>de</strong> la manera más urgente, protestó con Carlos en que Lutero no compareciese<br />

en Worms. Él advirtió, imploró, y amenazó, hasta que el emperador cedió, y escribió al<br />

elector diciéndole que si Lutero no quería retractarse <strong>de</strong>bía quedarse en Wittenberg.<br />

No bastaba este triunfo para Aleandro, el cual siguió intrigando para conseguir<br />

también la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> Lutero. Con una tenacidad digna <strong>de</strong> mejor causa, insistía en<br />

presentar al reformador a los príncipes, a los prelados y varios miembros <strong>de</strong> la dieta,<br />

“como sedicioso, rebel<strong>de</strong>, impío y blasfemo.” Pero la vehemencia y la pasión <strong>de</strong> que<br />

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