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os perseguirán.” (S. Juan 15:20.) Jesús sufrió por nosotros más <strong>de</strong> lo que cualquiera <strong>de</strong><br />
sus discípulos pueda sufrir al ser víctima <strong>de</strong> la crueldad <strong>de</strong> los malvados. Los que son<br />
llamados a sufrir la tortura y el martirio, no hacen más que seguir las huellas <strong>de</strong>l amado<br />
Hijo <strong>de</strong> Dios.<br />
“El Señor no retarda su promesa.” (2 Pedro 3:9.) Él no se olvida <strong>de</strong> sus hijos ni<br />
los abandona, pero permite a los malvados que pongan <strong>de</strong> manifiesto su verda<strong>de</strong>ro<br />
carácter para que ninguno <strong>de</strong> los que quieran hacer la voluntad <strong>de</strong> Dios sea engañado<br />
con respecto a ellos. A<strong>de</strong>más, los rectos pasan por el horno <strong>de</strong> la aflicción para ser<br />
purificados y para que por su ejemplo otros que<strong>de</strong>n convencidos <strong>de</strong> que la fe y la<br />
santidad son realida<strong>de</strong>s, y finalmente para que su conducta intachable con<strong>de</strong>ne a los<br />
impíos y a los incrédulos.<br />
Dios permite que los malvados prosperen y manifiesten su enemistad contra Él,<br />
para que cuando hayan llenado la medida <strong>de</strong> su iniquidad, todos puedan ver la justicia y<br />
la misericordia <strong>de</strong> Dios en la completa <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> aquéllos. Pronto llega el día <strong>de</strong> la<br />
venganza <strong>de</strong>l Señor, cuando todos los transgresores <strong>de</strong> su ley y los que han oprimido a<br />
su pueblo recibirán la justa recompensa <strong>de</strong> sus actos; cuando todo acto <strong>de</strong> crueldad u<br />
opresión contra los fieles <strong>de</strong> Dios será castigado como si hubiera sido hecho contra<br />
Cristo mismo.<br />
Otro asunto hay <strong>de</strong> más importancia aún, que <strong>de</strong>bería llamar la atención <strong>de</strong> las<br />
iglesias en el día <strong>de</strong> hoy. El apóstol Pablo <strong>de</strong>clara que “todos los que quieren vivir<br />
piadosamente en Cristo Jesús, pa<strong>de</strong>cerán persecución.” (2 Timoteo 3:12.)<br />
¿Por qué, entonces, parece adormecida la persecución en nuestros días? El único<br />
motivo es que la iglesia se ha conformado a las reglas <strong>de</strong>l mundo y (49) por lo tanto no<br />
<strong>de</strong>spierta oposición. <strong>La</strong> religión que se profesa hoy no tiene el carácter puro y santo que<br />
distinguiera a la fe cristiana en los días <strong>de</strong> Cristo y sus apóstoles. Si el cristianismo es<br />
aparentemente tan popular en el mundo, ello se <strong>de</strong>be tan sólo al espíritu <strong>de</strong> transigencia<br />
con el pecado, a que las gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> Dios son miradas con<br />
indiferencia, y a la poca piedad vital que hay en la iglesia. Revivan la fe y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la<br />
iglesia primitiva, y el espíritu <strong>de</strong> persecución revivirá también y el fuego <strong>de</strong> la<br />
persecución volverá a encen<strong>de</strong>rse (50.)<br />
CAPÍTULO III<br />
________<br />
LA IGLESIA ROMANA<br />
El apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran<br />
apostasía que había <strong>de</strong> resultar en el establecimiento <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r papal. Declaró, respecto<br />
al día <strong>de</strong> Cristo: “porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y sea revelado el<br />
hombre <strong>de</strong> pecado, el hijo <strong>de</strong> perdición; el cual se opone y se exalta sobre todo lo que se<br />
llama Dios o es objeto <strong>de</strong> culto; tanto que se siente en el santuario <strong>de</strong> Dios como Dios,<br />
haciéndose pasar por Dios.” Y a<strong>de</strong>más el apóstol advierte a sus hermanos que “ya está<br />
en acción el misterio <strong>de</strong> la iniquidad.” (2 Tesalonicenses 2:7.) Ya en aquella época veía<br />
él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el <strong>de</strong>sarrollo<br />
<strong>de</strong>l papado.<br />
Poco a poco, primero solapadamente y a hurtadillas, y <strong>de</strong>spués con más<br />
<strong>de</strong>sembozo, conforme iba cobrando fuerza y dominio sobre los espíritus <strong>de</strong> los hombres,<br />
el misterio <strong>de</strong> iniquidad hizo progresar su obra engañosa y blasfema. De un modo casi<br />
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