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La Destrucción de Jerusalén

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obstinación sin par en adición a sus opiniones propias, por las cuales fue estropeada. En<br />

verdad, ella (181) escogió obe<strong>de</strong>cer la Palabra <strong>de</strong> Dios en preferencia a las tradiciones<br />

<strong>de</strong> hombres. Por fin esta mujer noble fue puesta en prisión. <strong>La</strong> acusación en contra <strong>de</strong><br />

ella era que trabajaba solamente cinco días a la semana, y <strong>de</strong>scansaba en el sábado,<br />

siendo conocido que ella lo hacía en obediencia al cuarto mandamiento. No era acusada<br />

<strong>de</strong> crimen; sino que el motivo <strong>de</strong> su acto era el fundamento único <strong>de</strong> queja.<br />

A menudo fue visitada por sus perseguidores, quienes emplearon sus<br />

argumentos más astutos para inducirla a renunciar su fe. En respuesta, ella les pidió que<br />

le mostraran con las Escrituras que ella estaba en error, e instó que si el domingo era<br />

verda<strong>de</strong>ramente un día santo, el hecho <strong>de</strong>bería estar <strong>de</strong>clarado en la Palabra <strong>de</strong> Dios.<br />

Pero en vano ella pidió testimonio <strong>de</strong> la Biblia. Ella fue exhortada a sofocar sus<br />

convicciones, y creer lo qué la iglesia <strong>de</strong>claraba ser correcto.<br />

Se negó comprar libertad por renunciar a la verdad. <strong>La</strong>s promesas <strong>de</strong> Dios<br />

sustentaron su fe: “No temas en nada lo que vas a pa<strong>de</strong>cer. Mira, el diablo va a echar a<br />

algunos <strong>de</strong> vosotros en la cárcel, para que seáis probados,...Sé fiel hasta la muerte, y yo<br />

te daré la corona <strong>de</strong> la vida.”(Apocalipsis 2:10.) Por casi dieciséis años esta mujer débil<br />

quedó en prisión, en privación y gran<strong>de</strong> sufrimiento. El libro <strong>de</strong> Dios solo pue<strong>de</strong><br />

atestiguar cuanto aguantó durante esos años <strong>de</strong> agotamiento. Fue una fiel testigo <strong>de</strong> la<br />

verdad; su paciencia y fortaleza nunca fallaron hasta que la muerte la llevo al <strong>de</strong>scanso.<br />

Su nombre era echado por tierra como maligno, pero es honrado en los registros<br />

celestiales. Ella fue registrada entre el número que habían sido cazados, difamados,<br />

(182) <strong>de</strong>sechados, encarcelados, martirizados; “De los cuales el mundo no era digno;”<br />

“Y ellos serán míos, dice Jehová <strong>de</strong> los ejércitos, mi propiedad personal en el día en que<br />

yo actúe.” (Malaquías 3:17.)<br />

Dios tiene, en su provi<strong>de</strong>ncia, preservada la historia <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> ellos que<br />

sufrieron por su obediencia al cuarto mandamiento; pero allí había muchos, <strong>de</strong> quién el<br />

mundo no sabe nada, que por la misma verdad aguantó persecución y martirio. Los que<br />

oprimieron estos seguidores <strong>de</strong> Cristo llamados así mismos Protestantes; pero ellos<br />

abjuraron el principio fundamental <strong>de</strong> Protestantismo, - la Biblia y la Biblia solamente<br />

como la regla <strong>de</strong> fe y práctica. El testimonio <strong>de</strong> las Escrituras que por ellos fue llevado<br />

con <strong>de</strong>sdén. Este espíritu todavía vive, y será aumentado más y más mientras nos<br />

acerquemos al tiempo final. Esos que honran el sábado <strong>de</strong> la Biblia les siguen llamando<br />

<strong>de</strong>liberados y testarudos por una gran<strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l mundo cristiano, y el tiempo no está<br />

lejos cuando el espíritu <strong>de</strong> persecución será manifestado contra ellos.<br />

En el siglo <strong>de</strong>cimoséptimo había varios <strong>de</strong> los que guardaban el sábado en las<br />

iglesias <strong>de</strong> Inglaterra, mientras que había cientos <strong>de</strong> guardadores <strong>de</strong>l sábado esparcidos<br />

por todo el país. Mediante sus trabajos esta verdad se plantó en América en una fecha<br />

temprana. En menos <strong>de</strong> medio siglo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sembarque <strong>de</strong> los peregrinos en<br />

Plymouth, los guardadores <strong>de</strong>l sábado <strong>de</strong> Londres enviaron uno <strong>de</strong> su grupo para<br />

levantar la norma <strong>de</strong>l sábado <strong>de</strong> Reforma en el mundo nuevo. Este misionero sostuvo<br />

los diez mandamientos como ellos fueron entregados <strong>de</strong>l monte SINAB, son moral e<br />

inmutables, y que (183) era el po<strong>de</strong>r anticristiano que pensó cambiar tiempos y leyes,<br />

que había cambiado el sábado <strong>de</strong>l séptimo al primer día. En Newport, R.I., varios<br />

miembros <strong>de</strong> la iglesia abrazaron esta revelación, sin embargo continuó por algunos<br />

años en la iglesia con que estaban previamente conectados. Finalmente allí surgió<br />

dificultad entre los que guardaban el sábado y los observadores <strong>de</strong>l domingo, y se<br />

obligaron a que se retiraran <strong>de</strong> la iglesia, así podrían pacíficamente guardar el día santo<br />

<strong>de</strong> Dios. Pronto <strong>de</strong>spués, entraron en una organización, así formaron la primera iglesia<br />

guardadora <strong>de</strong>l sábado en América. Estos guardadores <strong>de</strong>l sábado se halagaban diciendo<br />

que podían obe<strong>de</strong>cer el cuarto mandamiento y sin embargo estar conectados con los<br />

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