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epresentación falsa <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Cristo, por tergiversación y falsedad directa,<br />
Satanás aseguró la simpatía <strong>de</strong> los ángeles bajo su control, y ellos se unieron con él en<br />
rebelión contra la autoridad <strong>de</strong>l Cielo.<br />
Al final, se negó a reconocer que su camino era meritorio <strong>de</strong> censura. Cuando la<br />
consecuencia <strong>de</strong> su <strong>de</strong>safección se hizo aparente, y se <strong>de</strong>cretó que con todos sus<br />
simpatizantes él tenía que ser para siempre <strong>de</strong>sterrado <strong>de</strong>l lugar <strong>de</strong> felicidad, el archiengañador<br />
hecho la culpa entera sobre Cristo. Con un acuerdo, Satanás y sus anfitriones<br />
<strong>de</strong>clararon que sino se le hubiera reprobado, la rebelión nunca hubiera ocurrido,<br />
haciendo a Cristo responsable por su maldad. Así testarudo y <strong>de</strong>safiador en su<br />
<strong>de</strong>slealtad, buscando vanamente <strong>de</strong>rrocar el gobierno <strong>de</strong> Dios, sin embargo él reclamaba<br />
blasfemamente ser las víctimas inocentes <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r opresivo, el archi-rebel<strong>de</strong> y todos<br />
sus simpatizantes por fin fueron <strong>de</strong>sterrados <strong>de</strong>l Cielo.<br />
<strong>La</strong> rebelión en el Cielo fue incitada por el mismo espíritu que inspira rebelión en<br />
la tierra. Satanás ha seguido con los hombres la misma política que siguiera con los<br />
ángeles. Su espíritu impera ahora en los hijos <strong>de</strong> <strong>de</strong>sobediencia. Hay un odio constante<br />
<strong>de</strong> censura, y una disposición contraria <strong>de</strong> rebeldía. Cuando Dios manda a <strong>de</strong>lincuentes<br />
un mensaje <strong>de</strong> advertencia o corrección, Satanás induce a los hombres a que se<br />
justifiquen y a que busquen la simpatía <strong>de</strong> otros (318) en su camino <strong>de</strong> pecado. En lugar<br />
<strong>de</strong> enmendar sus errores, <strong>de</strong>spiertan la indignación contra el que los repren<strong>de</strong>, como si<br />
este fuera la única causa <strong>de</strong> la dificultad. Des<strong>de</strong> los días <strong>de</strong>l justo Abel hasta los<br />
nuestros, tal ha sido el espíritu que se ha manifestado contra quienes osaron con<strong>de</strong>nar el<br />
pecado.<br />
Satanás había excitado simpatía en su favor representando que Dios había<br />
tratado injustamente con él en conferir honra suprema sobre Cristo. Antes <strong>de</strong> ser<br />
sentenciado a ser <strong>de</strong>stierro <strong>de</strong>l Cielo, su maldad mostró con claridad convincente estar<br />
equivocado, y se le otorgó una oportunidad para confesar su pecado, y someterse a la<br />
autoridad <strong>de</strong> Dios como justo y recto. Pero él escogió llevar sus puntos a todo azar. Para<br />
sustentar su acusación <strong>de</strong> la injusticia <strong>de</strong> Dios hacia él, él recurrió a una representación<br />
falsa, aún <strong>de</strong> las palabras y actos <strong>de</strong>l Creador.<br />
Aquí, por un tiempo, Satanás tenía la ventaja; y él exultó en su superioridad<br />
arrogante, al respeto, a los ángeles <strong>de</strong>l Cielo, y aún a Dios mismo. Mientras que<br />
Satanás pueda emplear frau<strong>de</strong> y sofistería realizará sus objetos, Dios no pue<strong>de</strong> mentir;<br />
mientras Lucero como la serpiente, pue<strong>de</strong> escoger un camino tortuoso, virando,<br />
torciendo, <strong>de</strong>slizándose para ocultarse a sí mismo, Dios se mueve solamente en una<br />
línea directa, y recta. Satanás se disfrazó a sí mismo en una capa <strong>de</strong> falsedad, y por un<br />
tiempo fue imposible rasgar la cubierta, para que la <strong>de</strong>formidad horrible <strong>de</strong> su carácter<br />
pudiera ser vista. Tiene que ser revelado a sí mismo en su crueldad, e ingeniosas, obras<br />
malas.<br />
No fue inmediatamente <strong>de</strong>stronado cuando él primero se arriesgo a consentir el<br />
espíritu <strong>de</strong> <strong>de</strong>scontento e insubordinación, ni aun cuando él empezó a presentar su falsa<br />
(319) <strong>de</strong>manda y representaciones mentirosas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los ángeles leales. Mucho<br />
tiempo se retuvo en el Cielo. Una y otra vez se le ofreció perdón en condición <strong>de</strong><br />
arrepentimiento y sumisión. Los esfuerzos tales que Dios sólo pue<strong>de</strong> hacer, fueron<br />
hechos para convencerle <strong>de</strong> su error, y restaurarlo a la senda <strong>de</strong> rectitud. Dios<br />
conservaría el or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los Cielos, y si Lucero hubiera tenido voluntad en regresar a su<br />
lealtad, humil<strong>de</strong> y obediente, él habría sido restablecido en su oficina como querubín<br />
cubridor. Pero como él testarudamente justificó, su maldad, y sostuvo no tener<br />
necesidad <strong>de</strong> arrepentimiento, fue necesario para el Señor <strong>de</strong>l Cielo vindicar su justicia<br />
y la honra <strong>de</strong> su trono; y Satanás y todos los que simpatizaban con él fueron echados<br />
fuera.<br />
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