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pies <strong>de</strong> aquellos a quienes <strong>de</strong>spreciaron y ridiculizaron a causa <strong>de</strong> su fi<strong>de</strong>lidad, y<br />
confiesan que Dios los amaba.<br />
Los hombres ven que fueron engañados. Ansiosamente se acusan unos a otros <strong>de</strong><br />
haberse arrastrado mutuamente a la <strong>de</strong>strucción; pero todos concuerdan para abrumar a<br />
los ministros con la más amarga con<strong>de</strong>nación. Los pastores infieles profetizaron cosas<br />
lisonjeras; indujeron a sus oyentes a menospreciar la ley <strong>de</strong> Dios y a perseguir a los que<br />
querían santificaría. Ahora, en su <strong>de</strong>sesperación, estos maestros confiesan ante el mundo<br />
su obra <strong>de</strong> engaño. <strong>La</strong>s multitu<strong>de</strong>s se llenan <strong>de</strong> furor. “¡Estamos perdidos! - exclaman -<br />
y vosotros sois causa (472) <strong>de</strong> nuestra perdición;” y se vuelven contra los falsos<br />
centinelas. Precisamente aquellos que más los admiraban en otros tiempos pronunciarán<br />
contra ellos las más terribles maldiciones. <strong>La</strong>s manos mismas que los coronaron con<br />
laureles se levantarán para aniquilarlos. <strong>La</strong>s espadas que <strong>de</strong>bían servir para <strong>de</strong>struir al<br />
pueblo <strong>de</strong> Dios se emplean ahora para matar a sus enemigos. Por todas partes hay<br />
luchas y <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> sangre.<br />
<strong>La</strong> marca <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción ha sido puesta sobre ellos “a los hombres que gimen y<br />
que claman a causa <strong>de</strong> todas las abominaciones que se hacen.” Ahora sale el ángel <strong>de</strong> la<br />
muerte representado en la visión <strong>de</strong> Ezequiel por los hombres armados con instrumentos<br />
<strong>de</strong> <strong>de</strong>strucción, y a quienes se les manda: “Matad a viejos, jóvenes y doncellas, niños y<br />
mujeres, hasta que no que<strong>de</strong> ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no<br />
os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario.” Dice el profeta: “Comenzaron, pues,<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> los varones ancianos que estaban <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l templo.” (Ezequiel 9:6.) <strong>La</strong> obra <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>strucción empieza entre los que profesan ser guardianes espirituales <strong>de</strong>l pueblo. Los<br />
falsos pastores caen los primeros. De nadie se tendrá piedad y ninguno escapará.<br />
Hombres, mujeres, doncellas, y niños perecerán juntos.<br />
“Jehová sale <strong>de</strong> su lugar para castigar al morador <strong>de</strong> la tierra por su maldad; y la<br />
tierra <strong>de</strong>scubrirá la sangre <strong>de</strong>rramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.”<br />
(Isaías 26:21.) “Y esta será la plaga con que herirá Jehová a todos los pueblos que hayan<br />
hecho la guerra a <strong>Jerusalén</strong>: la carne <strong>de</strong> ellos se consumirá estando ellos sobre sus pies,<br />
y se consumirán en las cuencas sus ojos, y la lengua se les <strong>de</strong>shará en la boca. Y<br />
acontecerá (473) en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y<br />
trabará cada uno <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> su compañero, y levantará su mano contra la mano <strong>de</strong> su<br />
compañero.” (Zacarías 14:12,13.) En la loca lucha <strong>de</strong> sus propias <strong>de</strong>senfrenadas<br />
pasiones y <strong>de</strong>bido al terrible <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios sin mezcla <strong>de</strong> piedad, caen<br />
los impíos habitantes <strong>de</strong> la tierra: sacerdotes, gobernantes y el pueblo en general, ricos y<br />
pobres, gran<strong>de</strong>s y pequeños. “Y habrá víctimas <strong>de</strong> Jehová en aquel día <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un extremo<br />
<strong>de</strong> la tierra hasta el otro; no se en<strong>de</strong>charán ni se recogerán ni serán enterrados.”<br />
(Jeremías 25:33.)<br />
A la venida <strong>de</strong> Cristo los impíos serán borrados <strong>de</strong> la superficie <strong>de</strong> la tierra, -<br />
consumidos por el espíritu <strong>de</strong> su boca y <strong>de</strong>struidos por el resplandor <strong>de</strong> su gloria. Cristo<br />
lleva a su pueblo a la ciudad <strong>de</strong> Dios, y la tierra queda privada <strong>de</strong> sus habitantes. “He<br />
aquí que Jehová vacía la tierra y la <strong>de</strong>spuebla, y trastorna su haz, y hace esparcir a sus<br />
moradores.” “<strong>La</strong> tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque<br />
Jehová ha pronunciado esta palabra.” “Porque transgredieron las leyes, violaron el<br />
estatuto, quebrantaron el pacto sempiterno. Por esta causa, la maldición consumió la<br />
tierra, ya que sus moradores fueron hallados culpables; por esta causa fueron<br />
consumidos los habitantes <strong>de</strong> la tierra.” (Isaías 24:1,3,5,6.)<br />
Toda la tierra tiene el aspecto <strong>de</strong>solado <strong>de</strong> un <strong>de</strong>sierto. <strong>La</strong>s ruinas <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s<br />
y al<strong>de</strong>as <strong>de</strong>struidas por el terremoto, los árboles <strong>de</strong>sarraigados, las rocas escabrosas<br />
arrojadas por el mar o arrancadas <strong>de</strong> la misma tierra, están esparcidas por la superficie<br />
<strong>de</strong> ésta, al paso que gran<strong>de</strong>s cuevas señalan el sitio don<strong>de</strong> las montañas fueron rasgadas<br />
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