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trabajos posteriores el valor <strong>de</strong> esta disciplina temprana era aparente. Mientras pudo<br />
manejar la espada <strong>de</strong>l Espíritu Santo, fue familiarizado también con la práctica <strong>de</strong> las<br />
escuelas. Esta combinación <strong>de</strong> realizaciones ganó para él, el respeto <strong>de</strong> todos los grupos.<br />
Sus partidarios vieron con satisfacción que su maestro era <strong>de</strong>lantero entre los sabios y<br />
doctores <strong>de</strong> su tiempo. El Señor vio justo confiar el trabajo <strong>de</strong> Reforma a una cuya<br />
habilidad intelectual daría carácter y dignidad a sus trabajos. Éste hizo callar la voz <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>sprecio, e impidió a los adversarios <strong>de</strong> verdad <strong>de</strong> intentar poner <strong>de</strong>scrédito sobre su<br />
causa ridiculizando la ignorancia <strong>de</strong>l abogado.<br />
Cuando Wiclef había dominado el aprendizaje <strong>de</strong> las escuelas, entró sobre el<br />
estudio <strong>de</strong> las Escrituras. Cada tema al cual dio vuelta su atención estaba acostumbrado<br />
a investigarlo profundamente, y persiguió el mismo curso con la Biblia. Hasta entonces<br />
había experimentado una necesidad que ni sus estudios escolares ni las enseñanzas <strong>de</strong><br />
la iglesia habían podido satisfacer (86.) Encontró en la Palabra <strong>de</strong> Dios lo que antes<br />
había buscado en vano. En ella halló revelado el plan <strong>de</strong> la salvación, y vio a Cristo<br />
representado como el único abogado para el hombre. Vio que Roma había abandonado<br />
las sendas Bíblicas por tradiciones humanas. Se entregó al servicio <strong>de</strong> Cristo y resolvió<br />
proclamar las verda<strong>de</strong>s que había <strong>de</strong>scubierto.<br />
Comenzó con gran pru<strong>de</strong>ncia, pero como discernió más claramente los errores<br />
<strong>de</strong>l papado, enseñó más seriamente la doctrina <strong>de</strong> fe. Su conocimiento <strong>de</strong> teología, su<br />
mente penetrante, la pureza <strong>de</strong> su vida, y su valor inflexible e integridad, ganaron para<br />
él confianza general y estima. Era un maestro capaz y serio, y un predicador elocuente,<br />
y su vida diaria eran una <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s que predicaba. Él acusó al clero<br />
<strong>de</strong> haber <strong>de</strong>sterrado las Sagradas Escrituras, y <strong>de</strong>mandó que la autoridad <strong>de</strong> la Biblia<br />
<strong>de</strong>bería ser restablecida en la iglesia. Muchos <strong>de</strong> entre el pueblo estaban <strong>de</strong>scontentos<br />
con su antiguo credo al ver las iniquida<strong>de</strong>s que prevalecían en la iglesia <strong>de</strong> Roma, y con<br />
inmenso regocijo recibieron las verda<strong>de</strong>s expuestas en estas discusiones, pero los<br />
caudillos papistas temblaron con rabia cuando observaron que el reformador estaba<br />
adquiriendo una influencia superior a la <strong>de</strong> ellos.<br />
Wiclef era un pensador claro y un <strong>de</strong>tector agudo <strong>de</strong>l error, y él golpeó<br />
audazmente contra muchos <strong>de</strong> los abusos sancionados por la autoridad <strong>de</strong> Roma. Así<br />
trajo sobre sí mismo la enemistad <strong>de</strong>l papa y sus partidarios. Los intentos repetidos<br />
fueron hechos para con<strong>de</strong>narlo y ejecutarlo por herejía; pero Dios le había dado el favor<br />
con príncipes, que estuvieron en su <strong>de</strong>fensa (87.) Mientras <strong>de</strong>sempeñaba el cargo <strong>de</strong><br />
capellán <strong>de</strong>l rey, se opuso osadamente al pago <strong>de</strong> los tributos que el papa exigía al<br />
monarca Inglés, y <strong>de</strong>mostró que la pretensión <strong>de</strong>l pontífice al asumir autoridad sobre<br />
los gobiernos seculares era contraria a razón y revelación. Algunos años más tar<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>fendió hábilmente los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> la corona inglesa contra las usurpaciones <strong>de</strong>l<br />
po<strong>de</strong>r papista. <strong>La</strong> gente y la nobleza <strong>de</strong> Inglaterra se unieron con él, y sus enemigos no<br />
pudieron llevar a cabo nada contra él. Hubo una ocasión, cuando fue sometido a juicio<br />
ante un sínodo <strong>de</strong> obispos, la gente ro<strong>de</strong>ó el edificio don<strong>de</strong> el sínodo se reunió, y,<br />
entrando rápidamente, estuvieron entre él y todo daño.<br />
Para este tiempo, hubo contienda en la iglesia por las <strong>de</strong>mandas contradictorias<br />
<strong>de</strong> dos papas rivales. Cada uno profesó infalibilidad, y <strong>de</strong>mandó obediencia. Cada uno<br />
llamó sobre los fieles ayudarlo hacer guerra sobre el otro imponiendo su <strong>de</strong>manda con<br />
terribles anatemas contra sus adversarios y las promesas <strong>de</strong> recompensas en el Cielo a<br />
sus partidarios. Esta ocurrencia <strong>de</strong>bilitó gran<strong>de</strong>mente el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l papado, y salvó a<br />
Wiclef <strong>de</strong> persecuciones posteriores.<br />
Dios había preservado su siervo para trabajos más importantes. Como su<br />
Maestro, predicaba Wiclef el Evangelio a los pobres. Siendo profesor <strong>de</strong> teología<br />
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