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especto a este material importante; la advertencia contra éste pecado <strong>de</strong>be ser dada al<br />
mundo antes <strong>de</strong> la visitación <strong>de</strong> los juicios <strong>de</strong> Dios, que todos sepan porque son<br />
infligidos, y tengan oportunidad <strong>de</strong> escaparse.<br />
En el asunto <strong>de</strong> la gran disputa, dos clases distintas y opuestas se han<br />
<strong>de</strong>sarrollado. Una clase “adora la bestia y a su imagen, y reciba la marca,” y así traen<br />
sobre ellos los juicios horribles y amenazantes por el tercer ángel. <strong>La</strong> otra clase, en<br />
contraste marcado al mundo, “guardan los mandamientos <strong>de</strong> Dios, y la le <strong>de</strong> Jesús.”<br />
(Apocalipsis 14:9,12.) Aunque los po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> la tierra citan sus fuerzas para obligar a<br />
“todos, pequeños y gran<strong>de</strong>s, ricos y pobres, libres y esclavos,” que reciban la marca <strong>de</strong><br />
la bestia, pero el pueblo <strong>de</strong> Dios no la recibe. El profeta <strong>de</strong> Patmos contempla “los que<br />
hablan alcanzado la victoria sobre la (282) bestia, y su imagen, y su marca y el número<br />
<strong>de</strong> su nombre, el pie sobre el mar <strong>de</strong> vidrio, con las arpas <strong>de</strong> Dios.” (Apocalipsis 15:2.)<br />
Y cantando el cántico <strong>de</strong> Moisés y <strong>de</strong>l Cor<strong>de</strong>ro.<br />
Tales eran las verda<strong>de</strong>s importantes que se abrieron ante los que recibieron el<br />
mensaje <strong>de</strong>l tercer ángel. Al revisar su experiencia <strong>de</strong> la primera proclamación <strong>de</strong>l<br />
segundo advenimiento <strong>de</strong>l tiempo pasado en 1844, miraron la explicación <strong>de</strong>l chasco y<br />
esperanza y alegría otra vez animó sus corazones. <strong>La</strong> luz <strong>de</strong>l santuario iluminó el<br />
pasado, el presente, y el futuro, y ellos supieron que Dios los había conducido en su<br />
provi<strong>de</strong>ncia infalible. Ahora con nuevo valor y fe más firme, se unieron para dar la<br />
advertencia <strong>de</strong>l tercer ángel.<br />
El trabajo <strong>de</strong> la Reforma <strong>de</strong>l sábado que concluirá en los últimos días esta<br />
claramente presentado en la profecía <strong>de</strong> Isaías: “Así dice Jehová: Guardad la equidad, y<br />
practicad la justicia; porque mi salvación está a punto <strong>de</strong> llegar; y mi justicia, <strong>de</strong><br />
manifestarse. Dichoso el hombre que hace esto, y el hijo <strong>de</strong> hombre que se aferra a ello;<br />
que guarda el sábado sin profanarlo, y que guarda su mano <strong>de</strong> hacer nada malo.” (Isaías<br />
56:1,2) “Y a los hijos <strong>de</strong> los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el<br />
nombre <strong>de</strong> Jehová para ser sus siervos; a todos los que guar<strong>de</strong>n el sábado sin profanarlo,<br />
y se mantengan firmes en mi pacto, yo los llevaré a mi santo monte, y los alegraré en mi<br />
casa <strong>de</strong> oración.” (Isaías 56:6,7.)<br />
Estas palabras aplicadas en la edad cristiana, como son enseñadas por el<br />
contexto: “Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos <strong>de</strong> Israel; aún juntaré otros<br />
con (283) él, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> sus congregados.” (Isaías 56:8.) Aquí es prefigurado el recoger<br />
<strong>de</strong> los gentiles por el evangelio. Y sobre esos que entonces honran el sábado, una<br />
bendición es pronunciada. Así la obligación <strong>de</strong>l cuarto mandamiento se extien<strong>de</strong><br />
pasando la crucifixión, resurrección, y ascensión <strong>de</strong> Cristo, al tiempo cuando sus siervos<br />
tienen que predicar a todas las naciones el mensaje <strong>de</strong> las buenas nuevas.<br />
El Señor manda por el mismo profeta: “Ata el testimonio, sella la ley entre mis<br />
discípulos.” (Isaías 8:16.) El sello <strong>de</strong> la ley <strong>de</strong> Dios se encuentra en el cuarto<br />
mandamiento. Este sólo, <strong>de</strong> todos los diez, presenta ambos el nombre y el titulo <strong>de</strong>l<br />
Legislador. Lo <strong>de</strong>clara el Creador <strong>de</strong> los Cielos y la tierra, y así muestran su reclamo <strong>de</strong><br />
reverencia y adoración sobre todos. Aparte <strong>de</strong> este precepto, no hay nada en el <strong>de</strong>cálogo<br />
que enseñe por autoridad <strong>de</strong> quien la ley es dada. Cuando el sábado fue cambiado por el<br />
po<strong>de</strong>r papal, el sello fue tomado <strong>de</strong> la ley. Se llaman los discípulos <strong>de</strong> Jesús para<br />
restaurarlo, para exaltar el sábado <strong>de</strong>l cuarto mandamiento a su posición legítima como<br />
el memorial <strong>de</strong>l Creador y la señal <strong>de</strong> su autoridad.<br />
“¡A la ley y al testimonio!” Mientras doctrinas contradictorias y teorías abundan,<br />
la ley <strong>de</strong> Dios es el infalible estandarte al que todas las opiniones, doctrinas, y teorías<br />
<strong>de</strong>ben ser traídas. Dice el profeta: “Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha<br />
amanecido.” (Isaías 8:20.)<br />
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