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y puestos sobre el santuario <strong>de</strong> Satanás serán empleados en el servicio <strong>de</strong> una religión<br />
falsa, entonces inteligencia pue<strong>de</strong> realizar más gran<strong>de</strong> daño que ignorancia.<br />
En los movimientos que se realizan actualmente en este país (Estados Unidos <strong>de</strong><br />
Norteamérica) para asegurar el apoyo <strong>de</strong>l estado a las instituciones y prácticas <strong>de</strong> la<br />
iglesia, los protestantes están siguiendo las huellas <strong>de</strong> los papistas. Más aún, están<br />
abriendo la puerta para que el papado recobre en la América protestante la supremacía<br />
que perdió en el Viejo Mundo. Y lo que da más significado a esta ten<strong>de</strong>ncia es la<br />
circunstancia <strong>de</strong> que el objeto principal que se tiene en vista es imponer la observancia<br />
<strong>de</strong>l domingo, institución que vio la luz en Roma y que el papado proclama como signo<br />
<strong>de</strong> su autoridad.<br />
El espíritu <strong>de</strong>l papado, es <strong>de</strong>cir, el espíritu <strong>de</strong> conformidad con las costumbres<br />
mundanas, la mayor veneración por las tradiciones humanas que por los mandatos <strong>de</strong><br />
Dios, el que está penetrando en las iglesias protestantes e induciéndolas a hacer (390) la<br />
misma obra <strong>de</strong> exaltación <strong>de</strong>l domingo que el papado lo hizo antes que ellas. Quiere<br />
saber el lector cuáles son los medios que se emplearán en la contienda por venir, no<br />
tiene más que leer la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> los que Roma empleó con el mismo fin en siglos<br />
pasados. ¿Desea saber cómo los papistas unidos a los protestantes proce<strong>de</strong>rán con los<br />
que rechacen sus dogmas? Consi<strong>de</strong>re el espíritu que Roma manifestó contra el sábado y<br />
sus <strong>de</strong>fensores.<br />
Edictos reales, concilios humanos y or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong> la iglesia sostenidos por el<br />
po<strong>de</strong>r civil fueron los peldaños por medio <strong>de</strong> los cuales el día <strong>de</strong> fiesta pagano alcanzó<br />
su puesto <strong>de</strong> honor en el mundo cristiano. <strong>La</strong> primera medida pública que impuso la<br />
observancia <strong>de</strong>l domingo fue la ley promulgada (A.D. 321) por Constantino, dos años<br />
antes <strong>de</strong> su profesión <strong>de</strong> fe. Dicho edicto requería que los habitantes <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong>scansaran en “el venerable día <strong>de</strong>l sol,” pero permitía a los <strong>de</strong>l campo que<br />
prosiguiesen sus faenas agrícolas. A pesar <strong>de</strong> que originalmente era una la ley pagana,<br />
fue impuesta por el emperador <strong>de</strong>spués que hubo aceptado nominalmente la religión<br />
cristiana.<br />
El mandato real no confirma un substituto suficiente para la autoridad divina, el<br />
obispo <strong>de</strong> Roma en seguida confirió sobre el domingo el título <strong>de</strong> día <strong>de</strong>l Señor. Otro<br />
obispo, quien también buscó el favor <strong>de</strong> los príncipes, y quien era el amigo especial y<br />
lisonjero <strong>de</strong> Constantino, formuló la <strong>de</strong>claración que Cristo había transferido <strong>de</strong>l sábado<br />
al domingo. No se produjo un solo testimonio <strong>de</strong> las Escrituras en prueba <strong>de</strong> la nueva<br />
doctrina. <strong>La</strong>s prendas sagradas en las que el falso sábado era ataviado eran fabricación<br />
<strong>de</strong> hombre; pero sirvieron para alentar hombres a (391) pisotear la ley <strong>de</strong> Dios. Todos<br />
los que <strong>de</strong>seaban ser honrados por el mundo aceptaron el día festivo popular.<br />
Con el afianzamiento <strong>de</strong>l papado fue enalteciéndose más y más la institución <strong>de</strong>l<br />
domingo. Por algún tiempo el pueblo siguió ocupándose en los trabajos agrícolas fuera<br />
<strong>de</strong> las horas <strong>de</strong> culto, y el nombre sábado todavía se le atribuía al séptimo día. Pero lenta<br />
y seguramente fue efectuándose el cambio. Se prohibió a los magistrados que fallaran<br />
en lo civil los domingos. Poco <strong>de</strong>spués se dispuso que todos sin distinción <strong>de</strong> clase<br />
social se abstuviesen <strong>de</strong>l trabajo ordinario, bajo pena <strong>de</strong> multa para los señores y <strong>de</strong><br />
azotes para los siervos. Más tar<strong>de</strong> se <strong>de</strong>cretó que los ricos serían castigados con la<br />
pérdida <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> sus bienes y que finalmente, si se obstinaban en <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer, se<br />
les hiciese esclavos. Los <strong>de</strong> las clases inferiores <strong>de</strong>bían sufrir <strong>de</strong>stierro perpetuo.<br />
Se recurrió también a los milagros. Entre otros casos maravillosos, se refería<br />
que un campesino que iba a labrar su campo en día domingo limpió su arado con un<br />
hierro que le penetró en la mano, y por dos años enteros no lo pudo sacar, “sufriendo<br />
con ello mucho dolor y vergüenza.”<br />
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