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La Destrucción de Jerusalén

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sus relaciones con la raza caída; que Cristo pudo humillarse para sacar a innumerables<br />

multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l abismo <strong>de</strong> la perdición y revestirlas con las vestiduras inmaculadas <strong>de</strong> su<br />

propia justicia, a fin <strong>de</strong> unirlas con ángeles que no cayeron jamás y permitirles vivir<br />

para siempre en la presencia <strong>de</strong> Dios.<br />

En la terminación <strong>de</strong> los 2300 días, en 1844, ningún santuario existió en la tierra<br />

por muchos siglos; por lo tanto el santuario en el Cielo <strong>de</strong>be ser el que se muestra en la<br />

<strong>de</strong>claración, “Hasta dos mil trescientos tar<strong>de</strong>s y mañanas; luego el santuario será<br />

purificado.” ¿Pero un santuario en el Cielo que necesidad tiene <strong>de</strong> limpieza?, volviendo<br />

otra vez a las Escrituras, los estudiantes <strong>de</strong> las profecías aprendieron que la limpieza no<br />

era quitar impurezas físicas, porque tenia que ser consumado con sangre, y por lo tanto<br />

<strong>de</strong>be haber una limpieza <strong>de</strong> pecado. Así dice el apóstol: “Fue, pues, necesario que las<br />

figuras <strong>de</strong> las cosas celestiales fuesen purificadas así; pero las cosas celestiales mismas,<br />

con mejores sacrificios que éstos (262) [con la sangre preciosa <strong>de</strong> Cristo]” (Hebreos<br />

9:23.) Para obtener un conocimiento más amplio <strong>de</strong> la limpieza a la cual la profecía<br />

apunta, era necesario enten<strong>de</strong>r el ministerio <strong>de</strong>l santuario celestial. Este podría ser<br />

aprendido solamente <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong>l santuario terrenal; porque San Pablo <strong>de</strong>clara que<br />

los sacerdotes quienes oficiaron allí servían “a lo que es figura y sombra <strong>de</strong> las cosas<br />

celestiales.” (Hebreos 8:5.)<br />

El servicio <strong>de</strong>l santuario terrenal consistía en dos partes; los sacerdotes<br />

ministraban diariamente en el lugar santo, mientras que una vez al año el sumo<br />

sacerdote efectuaba un servicio especial <strong>de</strong> expiación en el lugar santísimo, para<br />

purificar el santuario. Día tras día el pecador arrepentido llevaba su ofrenda a la puerta<br />

<strong>de</strong>l tabernáculo, y poniendo la mano sobre la cabeza <strong>de</strong> la víctima, confesaba sus<br />

pecados, transfiriéndolos así figurativamente a la víctima inocente. Luego se mataba el<br />

animal. <strong>La</strong> víctima era inmolada, y la sangre o la carne era llevada por el sacerdote al<br />

lugar santo. Así el pecado era, en figura, transferido al santuario. Tal era el trabajo que<br />

se hacia durante todo el año. El traslado continuo <strong>de</strong> pecados al santuario, rendía un<br />

trabajo adicional <strong>de</strong> servicio necesario para removerlos. En el día décimo <strong>de</strong>l séptimo<br />

mes el sumo sacerdote entraba en el segundo <strong>de</strong>partamento, o lugar santísimo, al cual se<br />

le prohibía, con pena <strong>de</strong> muerte, entrar en cualquier otro tiempo. <strong>La</strong> limpieza <strong>de</strong>l<br />

santuario entonces ejecutada completaba el servicio <strong>de</strong> todo el año.<br />

En el día <strong>de</strong> las expiaciones se llevaban dos machos cabríos (263) a la entrada<br />

<strong>de</strong>l tabernáculo y se echaban suertes sobre ellos, “la una suerte para Jehová y la otra<br />

para Azazel.” El macho cabrío sobre el cual caía la suerte para Jehová <strong>de</strong>bía ser<br />

inmolado como ofrenda por el pecado <strong>de</strong>l pueblo. Y el sacerdote <strong>de</strong>bía llevar velo<br />

a<strong>de</strong>ntro la sangre <strong>de</strong> aquél y rociarla sobre el propiciatorio y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él. “Y echará<br />

suertes Arón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por<br />

Azazel.” “Así purificará el santuario, a causa <strong>de</strong> las impurezas <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel, <strong>de</strong><br />

sus rebeliones y <strong>de</strong> todos sus pecados; <strong>de</strong> la misma manera hará también al tabernáculo<br />

<strong>de</strong> reunión, el cual resi<strong>de</strong> entre ellos en medio <strong>de</strong> sus impurezas.” (Levítico 16:8,16.)<br />

“Y pondrá Arón sus dos manos sobre la cabeza <strong>de</strong>l macho cabrío vivo, y<br />

confesará sobre él todas las iniquida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Israel, todas sus rebeliones y<br />

todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza <strong>de</strong>l macho cabrío, y lo enviará al<br />

<strong>de</strong>sierto por mano <strong>de</strong> un hombre <strong>de</strong>stinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará<br />

sobre sí todas las iniquida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> ellos a tierra inhabitada; y <strong>de</strong>jará ir el macho cabrío por<br />

el <strong>de</strong>sierto.” (Levítico 16:21,22.) El macho cabrío emisario no volvía al campamento <strong>de</strong><br />

Israel, y el hombre que lo había llevado afuera <strong>de</strong>bía lavarse y lavar sus vestidos con<br />

agua antes <strong>de</strong> volver al campamento.<br />

Toda la ceremonia estaba <strong>de</strong>stinada a inculcar a los israelitas una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> la<br />

santidad <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> su odio al pecado; y a<strong>de</strong>más hacerles ver que no podían ponerse<br />

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