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La Destrucción de Jerusalén

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El rey Fernando, representante <strong>de</strong>l emperador ante la dieta, vio que el <strong>de</strong>creto<br />

causaría serios disturbios, a menos que se indujese a los príncipes a aceptarlo y<br />

apoyarlo. En vista <strong>de</strong> esto, apeló al arte <strong>de</strong> la persuasión, pues sabía muy bien que<br />

emplear la fuerza contra semejantes hombres no tendría otro resultado que confirmarlos<br />

más en sus resoluciones. “Suplicó a ellos que aceptasen el <strong>de</strong>creto, asegurándoles que<br />

tal acto sería muy complaciente para el emperador.” Pero estos hombres leales<br />

reconocían una autoridad superior a todos los gobernantes <strong>de</strong> la tierra, y contestaron con<br />

toda calma: “Nosotros obe<strong>de</strong>ceremos al emperador en todo aquello que contribuya a<br />

mantener la paz y la gloria <strong>de</strong> Dios.”<br />

Finalmente manifestó el rey al elector y a sus amigos que lo único que les<br />

quedaba era someterse a la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> la mayoría. Y habiéndose expresado así, salió <strong>de</strong><br />

la asamblea, sin dar oportunidad a los reformadores para discutir o replicar. En vano<br />

ellos enviaron mensajeros implorándolo (160) para que volviera. A las súplicas <strong>de</strong><br />

ellos, sólo contestó: “Es asunto concluido; no queda más que la sumisión.”<br />

El partido imperial estaba convencido <strong>de</strong> que los príncipes cristianos se<br />

aferrarían a las Santas Escrituras como a algo superior a las doctrinas y a los mandatos<br />

<strong>de</strong> los hombres y ellos sabían que una aceptación <strong>de</strong> este principio eventualmente<br />

trastornaría el papado. Pero ellos se halagaban diciendo que la <strong>de</strong>bilidad estaba al lado<br />

<strong>de</strong> la Reforma, mientras que la fuerza estaba al lado <strong>de</strong>l emperador y el papa. Si los<br />

reformadores hubieran hecho <strong>de</strong> la carne su arma, habrían resultado tan impotentes<br />

como lo suponían los papistas. Pero aunque débiles en número, y en <strong>de</strong>sacuerdo con<br />

Roma, tenían fuerza. Apelaban a la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> la dieta por la Palabra <strong>de</strong> Dios, y <strong>de</strong>l<br />

emperador <strong>de</strong> Alemania al Rey <strong>de</strong> reyes y Señor <strong>de</strong> señores.<br />

Como Fernando se negó a tener en cuenta las convicciones <strong>de</strong> los príncipes,<br />

<strong>de</strong>cidieron éstos no hacer caso <strong>de</strong> su ausencia, sino presentar sin <strong>de</strong>mora su protesta ante<br />

el concilio nacional. Se formuló en consecuencia la siguiente <strong>de</strong>claración que fue<br />

presentada a la dieta: - “Protestamos por medio <strong>de</strong>l presente, ante Dios, nuestro único<br />

Creador, Conservador, Re<strong>de</strong>ntor y Salvador, y que un día será nuestro Juez, como<br />

también ante todos los hombres y todas las criaturas, y hacemos presente, que nosotros,<br />

en nuestro nombre, y por nuestro pueblo, no daremos nuestro consentimiento ni nuestra<br />

adhesión <strong>de</strong> manera alguna al propuesto <strong>de</strong>creto, en todo aquello que sea contrario a<br />

Dios, a su Palabra, a los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> nuestra conciencia, y a la salvación <strong>de</strong> nuestras<br />

almas.”...No po<strong>de</strong>mos afirmar que cuando Dios Todopo<strong>de</strong>roso lleva al hombre a su<br />

conocimiento, el hombre no se atreva a abrazar a ese conocimiento divino…No hay<br />

doctrina verda<strong>de</strong>ra sino la que esté (161) <strong>de</strong> acuerdo con la Palabra <strong>de</strong> Dios. El Señor<br />

prohibe la enseñanza <strong>de</strong> otra fe. <strong>La</strong>s Sagradas Escrituras, con un texto que explica a otro<br />

y textos claros, son, en todas las cosas necesarias para el Cristiano, fácil <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r, y<br />

adaptado para iluminar. Estamos, por lo tanto, resueltos por la gracia divina a mantener<br />

la predicación pura <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios solamente expresar, así como está en las<br />

Escrituras <strong>de</strong>l Antiguo y Nuevo Testamento, sin añadir algo más. Esta Palabra es la<br />

única verdad. Es la regla segura <strong>de</strong> toda doctrina y <strong>de</strong> vida, y no pue<strong>de</strong> faltar ni<br />

engañarnos. Él que edifica sobre este fundamento estará firme contra todos los po<strong>de</strong>res<br />

<strong>de</strong>l infierno, mientras que cuanta vanidad se le oponga caerá <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios.” “Por<br />

tanto, rechazamos el yugo que se nos impone.”<br />

Este acto produjo honda impresión en el ánimo <strong>de</strong> la dieta. <strong>La</strong> mayoría <strong>de</strong> ella se<br />

sorprendió y alarmó ante el arrojo <strong>de</strong> los que suscribían semejante protesta. El porvenir<br />

se presentaba incierto y proceloso. <strong>La</strong>s disensiones, las contiendas y el <strong>de</strong>rramamiento<br />

<strong>de</strong> sangre parecían inevitables. Pero los reformadores, firmes en la justicia <strong>de</strong> su causa,<br />

y entregándose en brazos <strong>de</strong>l Omnipotente, se sentían fuertes y animosos.<br />

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