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ABRIR SEGUNDA PARTE

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las Ideas y de los materiales que Jesús Fernández Santos ha utilizado para<br />

elaborar Libro de las memorias de las cosas. La Biblia es también un<br />

material muy útil, e imprescindible en todo trabajo que pretende recrear<br />

la atmósfera que repiran los grupos protestantes. Julio de Santa Ana,<br />

teólogo protestante uruguayo, afirma que es un rasgo de propiedad<br />

caracterizador de los grupos evangélicos la común referencia a la Biblia<br />

como fuente de autoridad doctrinal y disciplinaria (1>.<br />

Esto es muy fácil de comprobar en todos los personajes que habitan<br />

este mundo de la novela, y sobre todo en Margarita. La impregnación<br />

bíblica de su mentalidad lleva en muchas ocasiones a ver los fenómenos de<br />

la realidad desde la perspectiva que dan las Escrituras y a establecer<br />

relaciones y semejanzas entre diversas situaciones del mundo que los<br />

circunda y los suministrados por la Biblia. Jesús Fernández Santos ha<br />

realizado una acertada labor al conectar las realidades de esos dos mundos,<br />

el profano y el bíblico, para redondear asi la psicologia y el ser de los<br />

personajes.<br />

Pero además hay que reconocerle la maestría y el don de la<br />

oportunidad para integrar en el relato la cita bíblica adecuada al<br />

momento, al personaje y a la situación. Son frecuentes los textos biblicos<br />

citados, y, como era debido y exigible, ha utilizado una Biblia muy propia<br />

del mundo protestante desde 1869: la versión de Cipriano de Valera,<br />

revisada en 1909 (2). Comparando los textos de esta versión y los de la<br />

novela, observamos sin embargo algunas leves alteraciones formales que no<br />

afectan en absoluto al contenido y que pueden ser debidas a un mero fruto<br />

caprichoso del autor o al deseo de evitar alguna palabra que pudiese<br />

suponer distanciamiento entre el lector y el personaje o que revelase<br />

cierto regusto academicista. Todo ello sin que en absoluto se desvanezca<br />

el espíritu literario bíblico. Como ejemplo del primer caso tenemos la<br />

sustitución de la palabra cachos, que utiliza la Biblia, por pgn~Io!2es,<br />

que aparece en la novela. Ocurre en el versiculo 3 del capitulo IV de<br />

Cantares (p. 99).

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