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ABRIR SEGUNDA PARTE

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La última de ellas será desarrollada en la pregunta siguiente. En su<br />

explicación, Delibes no se dlstLngue de los historiadores (sin que le<br />

consideremos historiador) más antiprotestantes o de los jerarcas más<br />

antiluteranos. Lutero es el monje agustino rebelde e insumiso que incapaz<br />

de dominar su soberbia y su vanidad se lanzó impertinentemente a reformar<br />

la Iglesia:<br />

“Lutero, al sentar las premisas de su Reforma, se dejó llevar sobre<br />

todo por un pecaminoso menosprecio a la autoridad del Papa. Era un<br />

hombre soberbio y vanidoso y su vanidad y su soberbia le empujaron a<br />

reformar’ la Iglesia como si fuese él, un modesto religioso<br />

agustino, el más llamado para efectuar esta reforma” .<br />

Este desenfoque histórico también es evidente cuando explica las<br />

causas del origen del cisma inglés. En Inglaterra la Reforma se expone<br />

desde un punto de vista ‘volterian&, es decir, imputando su nacimiento a<br />

la sensualidad de Enrique VIII. Dice el joven levítico Miguel Delibes:<br />

“Si existe una revolución religiosa en esta época que repugne a toda<br />

conciencia recta por lo que en ella hay de torcido e inmoral,<br />

principalmente en sus orígenes, es la reforma religiosa efectuada por<br />

Enrique VIII en Inglaterra. Fue la sensualidad de este rey la que<br />

apartó a Inglaterra de la Iglesia Católica (pAl?).<br />

Este modo de ver el nacimiento del protestantismo inglés es sin duda<br />

simplista y sectario a la luz de interpretaciones más serenas, objetivas y<br />

acertadas (4).<br />

Por tanto el enfoque de la Reforma en Alemania y en Inglatera, como<br />

resultado respectivamente de la insumisión y la soberbia de un monje y la<br />

sensualidad de un rey, arrastran una deformación histórica de los hechos<br />

que no sabemos sí es imputable a la circunstancia del momento<br />

sociocultural y religioso de la época o a la verdadera opinión del joven

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