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ABRIR SEGUNDA PARTE

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CARACCIOLO.— Soy alemán...<br />

ALBERTO.— Sí.<br />

— 1.003 —<br />

JACOBO.— La Iglesia no: es universal” (p. 99).<br />

Con una irresponsabilidad sin límites, la Iglesia, con el apoyo del<br />

banquero Fúcar, se jugó’ el todo por el todo a pesar de las observaciones<br />

disuasorias de Aleandro, que, previendo las dramáticas consecuencias,<br />

declinó las responsabilidades derivadas de la puesta en práctica de tal<br />

medida.<br />

Como la suerte está ya echada, en la segunda jornada de la Dieta el<br />

propio Aleandro intentará persuadir a Lutero para que abandone su<br />

Inflexible postura. Pero éste conoce los enjuagues político —religiosos,<br />

es fiel a su concienca y no quiere el cisma:<br />

“ALEANDRO.— Estamos aquí representando dos visiones opuestas del<br />

mundo. pero este es uno en el orden concreto. No podemos organizarle<br />

(sic) dos sistemas actuando al mismo tiempo; o romper el ancho mundo<br />

en dos bloques irreconciliables.<br />

P. MARTIN.— ¡No! leí cisma, no!<br />

ALEANDRO.— Entonces... abjurad.<br />

P. MARTIN.— Tampoco.<br />

ALEANDRO. — Si persistís en enfrentaros, abriréis un abismo<br />

i rreconci 1 i able. Seréis el enemigo. Abjurar es el mejor medio de<br />

servir a vuestras ideas pues dejáis la puerta abierta a posibles<br />

previ siones<br />

postulados”<br />

futuras. Más: os prometemos seguir estudiando vuestros

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