Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo - Memoria de Madrid

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Pero donde más alnsTones hay al duque D. Antonio y a la casa de Alba,
es en La Arcadia, novela pastoril, que el Fénix hizo —como todos sabensobre
la historia de unos amores de su señor. Así lo confiesa Lope en varios
pasajes (67) y en estos versos:
«Sirviendo al generoso Duque Albano,
e,scribí del Arcadia los pastores,
bulólicos amores
ocultos siempre en vano,
cuya zampoña de mis patrios lares
los sauces animó de Manzanares (68).»
Falta hace un estudio minucioso y penetrante de los elementos históricos
y autobiográficos que existen en La Arcadia, y aun una edición critica
de tan interesante obra literaria. Pero no es ocasión de improvisarlo ahora
ni tampoco de repetir lo que ya se ha dicho (69). Baste indicar, a nuestros
fines, que se desprende de esta novela, de modo indudable, la intimidad
de Lope con el duque de Alba.
Hizo además el Pénix, para La Arcadia, un soneto que generosamente
atribuyó a su señor, sin protesta de éste (70), si bien no se imprimió nada
(67) Víase La Barrera, ob. cit., pág. 67.
(68) Égloga a Claudio (ed. Sanclia, tomo IX, pilg. 363).
(69) Véanse las obras ya citadas de l,a Barrera, págs. 65 y sigs., y Rennert y Castro, páginas
90 y sigs.
(7ü) De ello proviene que se haya considerado al duque D. Antonio como poeta. «Tuvo inclinación
a las letras y hubo de escribir algunos versos», dice La Barrera (ob. cit., pág. 40, nota);
pero el que los escribía era el Fénix sin duda alguna. Un soneto de técnica tan sólida —culminante
en los dos tercetos—, de tíin hábil pensamiento, revela un poeta que no habla en el duque de
Alba. Una poesía que se escapa por fuera de las limitaciones ocasionales;
lAnfriso a Lope de Vega
Belardo, que a mi tierra hayáis venido,
Y a .ser uno también de mis pastores.
Grande ventura fué de mis amores,
l'ues no los cubrirá tiempo ni olvido.
Mis penas sé que habéis encarecido,
Pero corto quedáis, que son mayores;
Bien es verdad que las hará menores
La cau.sa por quien yo las he sufrido.
No compiten las voces desconformes
Del sátiro con vo.s, ni sin aviso
Juzgue Midas el canto dulce .sólo.
Tajo os escuche y mi famo.soTormes.
A .Apolo llaman el pastor de Anfrlso;
Si soy Anfiiso yo, vos sois mi Apolo.»
V por si fuera poco clara la similitud estilística, basta la alusión a Midas; la comparación de
l.opc con Apolo, tan del gusto del poeta (Cfr. Entrambasaguas, Una guerra..., págs. 157, núm. 47,
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