Revista de la Biblioteca, Archivo y Museo - Memoria de Madrid

sagios (110), del ataque a los toros mismo (111), y las importantes semejanzas
de estilo y léxico que ha}"^ entre la Elegía y otras obras del Fénix,
según se verá en lo que sigue y sobre todo en las notas puestas a la com^posición.
La devolución de esta poesía a Lope de Vega reviste un interés extraordinario.
No sólo enriquece su obra total completando muchos aspectos
de ella, sino que viene a ser una de las más valiosas composiciones líricas
de su primera época.
«Los aciertos poéticos —dice el Sr. Cossío (112)— se prodigan en cada
octava, si bien el conjunto sufre la limitación del plan impuesto de narrar
con todo detalle y precisión histórica todos los acaecimientos. Pero salvada
esta indicación, el gran poeta aparece evidente en cada esti'ofa.»
Y no son sólo los aciertos poéticos, puramente líricos, la única belleza
de esta magnífica Elegía. Yo me congratulo del «detalle y precisión histórica»,
que, interpretados por Lope, dan admirables cuadros, cuyo colorido
y plasticidad son asombrosos.
El Fénix se adentra en esta compo.sición elegiaca pletòrico de sensaciones
poéticas. Tiene en frente todo un concepto de poesía que luego agotará.
Si sobi^e él pesa la retórica renacentista con sus depuraciones estéticas,
también comienza a sentir la atracción poética de lo cotidiano, la voz
de las cosas, la interpretación lírica de la vida Y Lope acaba por tener
una concepción escénica de cuanto le rodea.
Esta alucinación de lo dramático le domina en esta misma Elegía,
cuya contextura es enteramente la de una comedia profano-religiosa. Don
Diego de Toledo, el protagonista, y los personajes que le rodean, se apartan
de la interpretación lírica humanizándose, dialogan, y al lin adquieren
la quietud escénica de un cuadro plástico.
El comienzo de la Elegía tiene un valor de loa. El poeta lamenta el
triste .suce.so que va a relatar y se lo ofrece al Duque. lluego el retablo
(110) /r/fg/(i, 17 y sig.s.
(111) .Aun cuando no lenga relación direcla con e.slc lrabaio,.creo oportuno llamar la atención
sobre la variación que sufre la actitud de Lope (rente a la mal llamada fiesta nacional, con la
atribución de esta composición. El Sr. Cossío trata de rebatir en su obra (tomo I, pág. 100) las opiniones
de Menéndez y Pelayo, Pérez de Ayala y Montc.sinos, que juzgan a Lope contrario a los toros,
indicando que, como excelente pintor de escenas taurinas, debía de ser aficionado a ellos (pág. 101)
Pero esta discutibilísima conjetura ciueda reducida a nada con este nuevo texto topista claro y terminante.
Otro texto que se aduce (pág-, 102), perteneciente a la dedicatoria de El ingrato arrapen-
Udo, es harto sospechoso, pues se trata de agradar a D. Rodrigo de Tapia, el mecenas.
(112) Ob. cit., tomo I, pág. 97.
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