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PDF - Aranzadi

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194<br />

método Ordenar Transformando no fue efectivo<br />

para la finalidad propuesta. En la mitad del turno<br />

transitorio, se habían perdido el 97% de las existencias<br />

de roble albar. Ciertamente no puede<br />

achacarse sólo al método de ordenación dicho<br />

fracaso, ya que era un método bien argumentado<br />

por la ciencia forestal. Hubo otros factores<br />

exógenos tales como el incendio de 1922 o los<br />

ataques de Oidium, que afectaron gravemente a<br />

un arbolado debilitado. Finalmente en el monte<br />

se acaba por aplicar algo nunca previsto inicialmente:<br />

la selvicultura intensiva con pino radiata.<br />

El pino radiata, que ya había aparecido en el<br />

panorama forestal vasco a principios del siglo<br />

XX, fue utilizado en Irisasi como especie sustitutiva<br />

del robledal y como modelo de una nueva<br />

gestión forestal, que hemos denominado<br />

Forestalismo intensivo. Así, el cambio de especie<br />

surgió como la llave para cubrir el fracaso en<br />

la ordenación del robledal.<br />

Aspectos clave para evitar el decaimiento del<br />

arbolado y lograr una más rápida ordenación del<br />

monte, tales como la determinación del período<br />

transitorio o el método de regeneración da lugar a<br />

un debate entre la práctica tradicional defendida<br />

por Aguirre-Miramón e Inchaundarrieta, frente a la<br />

nueva dasocracia defendida por Olazábal. La<br />

definitiva ordenación, al desechar las plantaciones,<br />

contenía la implícita necesidad de que las<br />

siembras tuviesen éxito, actuación que no se<br />

pudo lograr. Los tramos en regeneración, vedados<br />

al ganado, no tuvieron la suficiente densidad<br />

de plántulas por la vecería en el roble, por lo que<br />

se cubrieron de maleza y fueron pasto de los<br />

incendios. Los tramos abiertos eran intensamente<br />

pastoreados, por lo que tampoco se conseguía la<br />

regeneración.<br />

Además de los justificados motivos selvícolas<br />

para garantizar el monte alto mediante la regeneración<br />

natural, esta ruptura con el método tradicional<br />

de repoblación en Irisasi, permitía abaratar<br />

los costes de gestión. Con las siembras, se permitía<br />

una transformación y reordenación del<br />

monte menos onerosa para el Fondo de Mejoras,<br />

ya que el coste de la siembra resultaba más bajo<br />

que la plantación y se evitaban los gastos de formación<br />

y cuidado de viveros, arranque de planta<br />

y plantación. Obviamente, a igual producción de<br />

madera aumentaba el rendimiento económico. De<br />

esta forma la ordenación permitía la existencia de<br />

un negocio entre el adjudicatario y la administración,<br />

que resultó ruinoso para el propio monte.<br />

MUNIBE (Suplemento / Gehigarria) 23, 2005<br />

EL PINO RADIATA EN LA HISTORIA FORESTAL VASCA<br />

Ante el incumplimiento de objetivos, la revisión<br />

de 1905 vuelve a incrementar para el siguiente<br />

decenio la dotación para siembras e infraestructuras<br />

(vías de saca, cierres, viveros), además de<br />

reducir los precios de adjudicación, lo que cuestiona<br />

seriamente la rentabilidad del monte. Esto,<br />

unido al hecho de otorgar los aprovechamientos a<br />

un adjudicatario que exigía cada año cortar la<br />

posibilidad, hubiese o no regeneración, significó<br />

la alteración de lo ordenado en 1892. No se pudo<br />

o no se supo rectificar en el transcurso de los<br />

acontecimientos y los importantes ingresos obtenidos<br />

en los últimos años por la corta del robledal se<br />

utilizaron para repoblar el monte con pino radiata.<br />

Irisasi era en la práctica el único monte alto<br />

susceptible de ordenación en la CAE, y sin embargo<br />

una suma de circunstancias adversas tanto<br />

administrativas como selvícolas, además del peso<br />

de las servidumbres, hacen fracasar la ordenación.<br />

Lo sucedido en el monte Irisasi confirma el<br />

análisis que realiza GÓMEZ MENDOZA (1992) sobre<br />

las ordenaciones a cargo de particulares, donde<br />

sostiene que este sistema de adjudicación desvirtuó<br />

los objetivos iniciales de Olazábal, ya que no<br />

entrañó mejoras perdurables en los montes pero sí<br />

un aumento de la producción en beneficio de los<br />

adjudicatarios. El hecho de anteponer el rendimiento<br />

económico del monte a su futuro, indicaría<br />

por parte del ministerio de Hacienda un interés en<br />

seguir realizando los capitales acumulados en los<br />

montes expropiados, y por parte de la dasocracia<br />

forestal un reto para el que no contaban con suficientes<br />

recursos.<br />

Esta fracasada experiencia, inspiró a otros selvicultores<br />

como Azqueta, que propuso, años más<br />

tarde, una nueva solución consistente en utilizar<br />

las repoblaciones de coníferas para sustituir rentablemente<br />

a los trasmochos. Posteriormente utiliza<br />

estas coníferas a edades maduras y amplios<br />

espaciamientos para conseguir la regeneración<br />

del bosque autóctono.<br />

5.3 Fase III – Establecimiento (1918-1956)<br />

La Ley de Defensa de Bosques de 1918, la asunción<br />

de las competencias de las Juntas de<br />

Conservación y Fomento Forestal por las<br />

Diputaciones Provinciales y el reforzamiento de los<br />

viveros y actuaciones en montes públicos de los<br />

Servicios Forestales marcan el inicio de una nueva<br />

etapa en el establecimiento de la especie. Los<br />

resultados de la nueva selvicultura intensiva son<br />

tan evidentes que es bien aceptada por las<br />

S.C. <strong>Aranzadi</strong>. Z.E. Donostia/San Sebastián

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