PDF - Aranzadi
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Situación del arbolado<br />
MADOZ (1850) en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico<br />
de España describe las tierras de<br />
labor en Gipuzkoa en un estado de progresiva<br />
mejora, cosa que no sucedía con el montazgo, en<br />
constante decaimiento por cortas abusivas 31 , ya<br />
que constata cómo desde el catastro de<br />
Ensenada se había reducido apreciablemente la<br />
cifra de árboles. Aun así, el valor de la producción<br />
forestal suponía algo más de la mitad de la producción<br />
agraria (Tabla 9).<br />
Respecto a Bizkaia, Madoz recoge el efecto de<br />
las excesivas talas derivadas de la construcción<br />
naval y de la primera guerra carlista, lo que estaba<br />
provocando escasez y carestía de los carbones<br />
vegetales 32 , que a su vez repercutía en las utilidades<br />
de la industria ferrona. Afirmaba que se había<br />
repoblado mucho, pero que el beneficio de este<br />
nuevo arbolado podía llegar tarde.<br />
Del arbolado alavés el corresponsal de Madoz<br />
no hace mención expresa. Destaca la calidad de<br />
los montes de algunos valles, y el que los 150 pueblos<br />
de la Llanada tuviesen al lado un monte propio<br />
para su provecho.<br />
En estas circunstancias, la obligación de los<br />
pueblos de formar viveros y reponer cada árbol cortado,<br />
no arroja los resultados esperados. En 1856,<br />
Lucas Olazábal, durante su destino en Bilbao, calificaba<br />
el estado del monte en Bizkaia como aflictivo<br />
y desolador, por contraposición al cultivo agrario<br />
que definía como esmerado. A su juicio, los montes<br />
ESCENARIO PREVIO AL MONTE VASCO DEL SIGLO XX<br />
TABLA 9 - VALOR DE LA PRODUCCIÓN AGRARIA EN GIPUZKOA (1850)<br />
eran «calvos muchísimos, con grandes calveros y<br />
claros otros, mal beneficiados todos.» (OLAZABAL,<br />
1856, p. 25). Sufrían de tres prácticas dañinas que<br />
imposibilitaban su conservación o fomento:<br />
• Extracción de brozas, efectuada por los agricultores<br />
como medio indispensable de obtener abono para sus<br />
cultivos y así mantener la productividad de sus tierras.<br />
Esta práctica generalizada incluía argoma, helecho en<br />
calveros, y la hojarasca en descomposición bajo los<br />
árboles, que incluía a las plántulas recién germinadas,<br />
imposibilitando la regeneración.<br />
Productos de los predios rústicos, incluso el ganado ateniente a ellos 450.000 rs.v.<br />
Id. del arbolado trasmocho (450.000 cargas de carbón) 450.000 rs.v.<br />
Id. del arbolado bravío o para material (5.000 árboles) 32.000 r.s.v.<br />
Fuente: MADOZ (1850)<br />
• Libre pastoreo en terrenos públicos y privados.<br />
Merced a la tradición ganadera del territorio y a los<br />
derechos de libre pastoreo, recogidos en la antigua<br />
normativa foral, el ganado vacuno y ovino deambulaba<br />
libremente por los montes, lo que exigía a los propietarios<br />
de montes cercar los tramos en regeneración<br />
y vigilar un ganado que no era suyo33 . El riesgo<br />
de quedarse sin regenerado, y por tanto sin arbolado<br />
se agravaba con los incendios, sobre todo cuando el<br />
fuego se utilizaba para mejorar el pasto en días de climatología<br />
desfavorable.<br />
• El tradicional aprovechamiento forestal, consistente en<br />
el régimen de monte bajo (jaral), o de monte desmochado<br />
para producir leña destinada a carbón vegetal.<br />
Los incendios, cortas abusivas y la deficiente<br />
regeneración provocaban una constante pérdida<br />
de superficie arbolada. La situación también era<br />
parecida en territorios cercanos, SANZ (1858) en su<br />
Estadística de Navarra comentaba el abandono en<br />
31 «Vendidos gran parte de los montazgos como pertenecientes a los bienes de propios durante la guerra de la Independencia, y<br />
posteriormente en los años 1820-23, temieron con sobrado motivo los compradores que se anulasen las ventas y se les arrebataran<br />
los bienes que habían adquirido bajo la garantía de ley, Este temor dio margen a talas y cortas considerables y fuera de tiempo, cuya<br />
reparación será costosa en muchos años.» (MADOZ, 1850, Tomo XVI, p. 93).<br />
32 «Todas ellas [montañas de Vizcaya] cubiertas en otros tiempos de espesas selvas y bosques, han variado ya de aspecto; quebrantados<br />
muchos para entrarlos a cultivo, han sido destruidos otros a consecuencias de las guerras tan repetidas; no dejando de haber en gran<br />
parte contribuido a dicho resultado el consumo de carbón para la elaboración del fierro, y las talas continuas de los últimos años por el<br />
mucho incremento que ha tomado la construcción naval, así como por la reparación de edificios incendiados y derruidos durante la última<br />
campaña; en términos que la escasez de carbones vegetales van haciendo desaparecer las utilidades que daban las ferrerías, con lo<br />
que sufre u sufrirá este ramo de la Ind. Cierto es que a impulso de providencias adoptadas por las juntas generales del país, se ha repoblado<br />
ya mucho; pero los largos años que la naturaleza exige para el completo desarrollo de los árboles, hace temer que la época de la reparación<br />
llegue tardía. El buen roble albar, que crece mucho, la carrasca y el madroño llamado borto que son naturales, obtienen la preferencia entre el<br />
arbolado del bosque.» (MADOZ, 1850, Tomo XVI, p. 368).<br />
33 «Posee todavía Vizcaya en sus numerosísimos montes calvos una capa de tierra vegetal inestimable, como se ha visto en otro lugar,<br />
esperanza y garantía de la regeneración de su arbolado. Pero esto acontecerá si se termina, o al menos modera esa malhada práctica<br />
de extracción de brozas que sin traba alguna se viene ejerciendo, con la cual se imposibilita la existencia de todo monte, al mismo<br />
tiempo que se impida terminantemente por las leyes forales la entrada a los montes del ganado vacuno y lanar, a no ser en determinadas<br />
circunstancias; porque es un contrasentido, y ofende a la razón que esto suceda, mientras se escita continuamente a los pueblos a<br />
que establezcan viveros con el fin de mejorar el arbolado, y se mantiene en vigor un decreto del Señorío, en virtud del que se adjudica<br />
un premio al que durante un año plante el mejor y mayor vivero. ¿qué es esto sino ignorancia?.» (OLAZÁBAL, Op. Cit., p. 24).<br />
MUNIBE (Suplemento / Gehigarria) 23, 2005 S.C. <strong>Aranzadi</strong>. Z.E. Donostia/San Sebastián<br />
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