PDF - Aranzadi
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con escaso personal y créditos mezquinos e inoportunos<br />
para los objetivos propuestos. Tras su<br />
nombramiento como Director General de Montes<br />
(1928), promueve una Comisión que redacta unas<br />
nuevas Instrucciones de Ordenación (1930), que<br />
estarán en vigor hasta 1970.<br />
Al mismo tiempo, se produce el debate sobre<br />
las repoblaciones artificiales con especies de crecimiento<br />
rápido como alternativa rentable a la<br />
dasonomía definida en las Instrucciones.<br />
Madariaga, colaborador y sucesor de Mazarredo,<br />
publica en 1915 una estimación de los rendimientos<br />
de la repoblación hidrológica Subperímetro de<br />
Turbias Rojas de la cuenca del Lozoya, a la que<br />
calcula una tasa de rendimiento económico del<br />
10,3%. No duda en afirmar que:<br />
«Nos anima a hacer públicos estos datos el estímulo<br />
que nos ha producido el resultado de una labor<br />
emprendida con serias dificultades y obstáculos de<br />
orden social, en la que se manifestaron como opuestas<br />
a nuestras ideas, gran número de personas que, desconocedoras<br />
del proceso de las repoblaciones forestales<br />
artificiales, las consideraban obras de escaso éxito<br />
y de luengos años.» (MADARIAGA, 1915, p 897).<br />
Estos datos también son recogidos por el<br />
VIZCONDE DE EZA (1915) en su análisis sobre el problema<br />
agrario de España, para estimar que era<br />
posible aumentar la riqueza agraria mediante la<br />
repoblación forestal en cuencas hidrográficas.<br />
En el debate sobre la utilización de especies<br />
exóticas toma partido favorable O.ELORRIETA<br />
(1919b) que, desde el Instituto de Experiencias<br />
Técnico-forestales, propone realizar un primer<br />
estudio sobre la introducción de especies exóticas<br />
en España, que aprovechara los positivos resultados<br />
selvícolas y económicos que estaban obteniendo<br />
las repoblaciones de particulares y de las<br />
«Diputaciones vascongadas» en el Lauretum y<br />
Castanetum Cantábrico.<br />
Sin embargo, DOMINGO OLAZÁBAL (1922, p.37),<br />
ingeniero jefe del catálogo de montes protectores,<br />
consideraba que la «Vascongadas», debido a su<br />
peculiaridad en la administración de montes públicos<br />
y privados, no eran un modelo de acertada<br />
gestión forestal, dado que no había montes públicos<br />
forales o provinciales y en los privados o<br />
comunales no se aplicaba la Ordenación.<br />
CAMPO Y PEÑA (1923) publican en la Revista de<br />
Montes un trabajo sobre el estado de la cuestión<br />
relativo a la introducción de especies exóticas,<br />
donde se recogía la recomendación del Congreso<br />
MUNIBE (Suplemento / Gehigarria) 23, 2005<br />
EL PINO RADIATA EN LA HISTORIA FORESTAL VASCA<br />
Internacional de Selvicultura de París de 1913<br />
para estimular la introducción de especies exóticas<br />
entre los particulares. Ponían de manifiesto los<br />
escasos ensayos previos realizados por la ciencia<br />
forestal. Citan las experiencias de Adán de Yarza<br />
en «terrenos de su propiedad en Guipúzcoa<br />
[sic]», para concluir que España se encontraba en<br />
excelentes condiciones para la introducción, previa<br />
experimentación, de especies exóticas.<br />
O. ELORRIETA (1926), tras los resultados de las<br />
primeras experiencias del Instituto, se mostraba<br />
partidario de la repoblación artificial debido al<br />
buen resultado del pino radiata en el País Vasco.<br />
Expresaba la necesidad de que las papeleras<br />
estuviesen cerca de los montes y que éstos estuviesen<br />
dotados de las necesarias vías de saca.<br />
Por otro lado, ARIAS (1926), desde el valle de<br />
Lemos (Galicia), consideraba que las coníferas<br />
de crecimiento rápido que se quería introducir<br />
en la Cornisa Cantábrica: Pinus abies (L.)<br />
Karsten, Pinus radiata D.Don, Pinus strobus L.<br />
no podían competir con los pinos peninsulares.<br />
A su juicio, el pino radiata no tenía valor forestal<br />
por sus exigencias en suelo, clima, y el escaso<br />
valor de su madera. Proponía mantener las frondosas<br />
y apostar por el eucalipto en la zona costera<br />
gallega:<br />
«Mas en las regiones N. Y NO. de España, en las que<br />
reinan las especies frondosas y el pino es plantado por<br />
el hombre; donde aquellas prosperan y nos ofrecen los<br />
afamados robles pedunculados de Liébana, en<br />
Santander; los celebrados fresnos excelsior de Vizcaya,<br />
las hayas los avellanos y nogales, los sauces, los olmos<br />
y tantas otras especies valiosas y estimadas y donde,<br />
como en sus zonas bajas y del litoral, vive y prospera el<br />
eucalipto, no debe vacilarse en renunciar a la introducción<br />
de los mentados pinos blandos. No admitamos,<br />
pues, a tales inmigrantes y tachémoslos de indeseables.»<br />
(ARIAS, 1926, p. 8).<br />
A pesar del debate, desde la revista España<br />
Forestal se consideraba que la repoblación artificial<br />
durante los años veinte tuvo limitada repercusión.<br />
Acusaba a la Dictadura de Primo de<br />
Rivera (1923-1930) de haber actuado en materia<br />
de montes con desproporción entre lo programado<br />
y lo ejecutado, incluidas las repoblaciones.<br />
Estimaba que se habían perdido seis años en la<br />
reconstrucción forestal, aunque como acción<br />
positiva se encontraba la formación de la base<br />
técnica sobre el conocimiento de las repoblaciones,<br />
realizada por el Instituto Forestal de<br />
Investigaciones y Experiencias.<br />
S.C. <strong>Aranzadi</strong>. Z.E. Donostia/San Sebastián