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Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución ...

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LIBRO PRIMERO (1808)<br />

rra, sin <strong>de</strong>signar enemigo, <strong>de</strong>spertó la atencion <strong>de</strong> las naciones extrañas,<br />

principalmente <strong>de</strong> Francia. Des<strong>de</strong> entónces miró Argüelles como inútil<br />

la continuacion <strong>de</strong> su viaje, y así lo escribió á Madrid; mas, sin embargo,<br />

or<strong>de</strong>nósele pasar á Lóndres, en don<strong>de</strong> su comision no tuvo resulta, así<br />

por repugnar al gobierno inglés tratos con el Príncipe <strong>de</strong> la Paz, ministro<br />

tan <strong>de</strong>sacreditado é impru<strong>de</strong>nte, como tambien por la mudanza que<br />

en dicho príncipe causaron los sucesos <strong>de</strong>l Norte.<br />

Allí Napoleon, habiendo abierto la campaña en Octubre <strong>de</strong> 1806,<br />

en vez <strong>de</strong> pa<strong>de</strong>cer <strong>de</strong>scalabros, habia entrado victorioso en Berlin, <strong>de</strong>rrotando<br />

en Jena al ejército prusiano. Al ruido <strong>de</strong> sus triunfos, atemorizada<br />

la córte <strong>de</strong> Madrid, y sobre todo el privado, no hubo medio que no<br />

emplease para apaciguar el entónces justo y fundado enojo <strong>de</strong>l Emperador<br />

<strong>de</strong> los franceses, quien, no teniendo por concluida la <strong>guerra</strong> en tanto<br />

que la Rusia no viniese á partido, fingió quedar satisfecho con las disculpas<br />

que se le dieron, y renovó, aunque lentamente, las negociaciones<br />

con Izquierdo.<br />

Mas no por eso <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> meditar cuál seria el más acomodado medio<br />

para posesionarse <strong>de</strong> España, y evitar el que en a<strong>de</strong>lante se repitiesen<br />

amagos como el <strong>de</strong>l 5 <strong>de</strong> Octubre. Columbró <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luégo ser para su<br />

propósito feliz inci<strong>de</strong>nte andar aquella córte dividida entre dos parcialida<strong>de</strong>s,<br />

la <strong>de</strong>l Príncipe <strong>de</strong> Astúrias y la <strong>de</strong> D. Manuel Godoy. Habían nacido<br />

éstas <strong>de</strong> la inmo<strong>de</strong>rada ambicion <strong>de</strong>l último, y <strong>de</strong> los temores que<br />

había infundido ella en el ánimo <strong>de</strong>l primero. Sin embargo, estuvieron<br />

para componerse y disiparse en el tiempo en que había resuelto el <strong>de</strong> la<br />

Paz unirse con Inglaterra y las otras potencias <strong>de</strong>l Norte; creyendo éste<br />

con razon que en aquel caso era necesario acortar su vuelo, y conformarse<br />

con las i<strong>de</strong>as y política <strong>de</strong> los nuevos aliados. Para ello, y no exponer<br />

su suerte á temible caida, habia el valido imaginado casar al Príncipe <strong>de</strong><br />

Astúrias (viudo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Mayo <strong>de</strong> 1806) con doña María Luisa <strong>de</strong> Borbon,<br />

cumpliéndoos cuanto <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ahora os ofrezco, si el Dios <strong>de</strong> las victorias nos conce<strong>de</strong> una<br />

paz tan feliz y dura<strong>de</strong>ra cual le rogamos. No, no os <strong>de</strong>tendrá el temor, no la perfidia: vuestros<br />

pechos no abrigan tales vicios, ni dan lugar á la torpe seduccion. Venid, pues, y si las<br />

cosas llegasen á punto <strong>de</strong> no enlazarse las armas con las <strong>de</strong> nuestros enemigos, no incurriréis<br />

en la nota <strong>de</strong> sospechosos, ni os tildaréis con un dictado impropio <strong>de</strong> vuestra lealtad<br />

y pundonor por haber sido omisos á mi llamamiento.<br />

Pero, si mi voz no alcanzase á <strong>de</strong>spertar vuestros anhelos <strong>de</strong> gloria, sea la <strong>de</strong> vuestros<br />

inmediatos tutores, ó padres <strong>de</strong>l pueblo, á quienes me dirijo, la que os haga enten<strong>de</strong>r<br />

lo que <strong>de</strong>beis á vuestra obligacion, á vuestro honor y á la sagrada religion que profesais.—<br />

EL PRÍNCIPE DE LA PAZ.<br />

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