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Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución ...

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LIBRO OCTAVO (1808)<br />

unos le atribuyesen á manejos <strong>de</strong> agentes británicos, y otros á enredos y<br />

maquinaciones <strong>de</strong> los parciales <strong>de</strong> los franceses; éstos para impedir el<br />

<strong>de</strong>sembarco é introducir division y cizaña, aquéllos para tener un pretexto<br />

<strong>de</strong> meter en Cádiz las tropas que estaban en la bahía. Así se inclina<br />

el hombre á buscar en orígen oscuro y extraordinario la causa <strong>de</strong> muchos<br />

acontecimientos. En el caso presente se <strong>de</strong>scubre fácilmente ésta<br />

en el interes que tenian varios en conservar los abusos que iba á <strong>de</strong>sarraigar<br />

el Marqués <strong>de</strong> Villel, en los <strong>de</strong>sacordados procedimientos <strong>de</strong>l<br />

último, y en la suma <strong>de</strong>sconfianza que á la sazon reinaba. El Marqués,<br />

en vez <strong>de</strong> contentarse con <strong>de</strong>sempeñar sus importantes comisiones, se<br />

entrometió en dar provi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong> policía subalterna, ó sólo propias <strong>de</strong>l<br />

recogimiento <strong>de</strong> un claustro. Prohibia las diversiones, censuraba el vestir<br />

<strong>de</strong> las mujeres, perseguia á las <strong>de</strong> conducta equívoca, ó á las que tal<br />

le parecian, dando pábulo, con estas y otras medidas no ménos importunas,<br />

á la indignacion pública. En tal estado bastaba el menor inci<strong>de</strong>nte<br />

para que <strong>de</strong> las hablillas y <strong>de</strong>sabrimientos se pasase á una abierta insurreccion.<br />

Presentóse con la entrada en Cádiz el 22 <strong>de</strong> Febrero <strong>de</strong> un batallon<br />

<strong>de</strong> extranjeros, compuesto <strong>de</strong> <strong>de</strong>sertores polacos y alemanes. Desagradaba<br />

á los gaditanos que se metiesen en la plaza aquellos soldados, á su<br />

enten<strong>de</strong>r poco seguros; con lo que los enemigos <strong>de</strong> la Central y los <strong>de</strong><br />

Villel, que eran muchos, soplando el fuego, tumultuaron la gente, que<br />

se encaminó á casa <strong>de</strong>l Marqués para leer un pliego sospechoso á los<br />

ojos <strong>de</strong>l vulgo, y el cual acababa <strong>de</strong> llegar al capitan <strong>de</strong>l puerto. Manifestóse<br />

el contenido á los alborotados; y como se limitase éste á una ór<strong>de</strong>n<br />

para trasladar los prisioneros franceses <strong>de</strong> Cádiz á las islas Baleares,<br />

aquietáronse por <strong>de</strong> pronto; mas luégo, arreciando la conmocion,<br />

fué llevado el Marqués, con gran peligro <strong>de</strong> su persona, á las casas consistoriales.<br />

Crecieron las amenazas, y temerosos algunos vecinos respetables<br />

<strong>de</strong> que se repitiese la sangrienta y <strong>de</strong>plorable escena <strong>de</strong> Solano,<br />

acudieron á libertar al angustiado Villel, acompañados <strong>de</strong>l gobernador<br />

D. Félix Jones y <strong>de</strong> Fr. Mariano <strong>de</strong> Sevilla, guardian <strong>de</strong> capuchinos, que<br />

ofreció custodiarle en su convento. De entre los amotinados salieron voces<br />

<strong>de</strong> que los ingleses aprobaban la sublevacion; y teniéndolas por falsas,<br />

rogó el gobernador Jones al general Mackenzie que las <strong>de</strong>svaneciese,<br />

en cuyo <strong>de</strong>seo con<strong>de</strong>scendió el inglés. Con lo cual, y con fenecer el<br />

dia, se sosegó por entónces el tumulto.<br />

A la mañana siguiente publicó el Gobernador un bando que calmase<br />

los ánimos; mas enfureciéndose <strong>de</strong> nuevo el populacho, quiso forzar<br />

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