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Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución ...

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CONDE DE TORENO<br />

regimientos <strong>de</strong> caballería <strong>de</strong> Almansa y el Infante, y dos escuadrones <strong>de</strong><br />

cazadores imperiales <strong>de</strong> Toledo, en vez <strong>de</strong> cargar á los contrarios, volvieron<br />

grupa, y atropellándose unos á otros, huyeron al galope vergonzosamente.<br />

En vano D. José <strong>de</strong> Zayas, oficial <strong>de</strong> gran valor y pericia, y que en<br />

realidad mandaba la vanguardia, en vano les gritaba, acompañado <strong>de</strong> sus<br />

infantes firmes y serenos: «¿Qué es esto? Alto la caballería. Volvamos á<br />

ellos, que son nuestros.....» Nada escuchaban; el pavor habia embargado<br />

sus sentidos. Don Gregorio <strong>de</strong> la Cuesta, al advertir tamaño baldon, partió<br />

aceleradamente para contener el <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>n; mas atropellado y <strong>de</strong>rribado<br />

<strong>de</strong> su caballo, estuvo próximo ó caer en manos <strong>de</strong> los jinetes enemigos,<br />

que pasando a<strong>de</strong>lante en su carga, afortunadamente no le percibieron.<br />

Aunque herido en el pié, maltratado y rendido con sus años, pudo Cuesta<br />

volver á montar á caballo y libertarse <strong>de</strong> ser prisionero.<br />

Abandonada nuestra infantería <strong>de</strong> la izquierda por la caballería, fué<br />

<strong>de</strong>sunida y rota, y cayendo sobre nuestro centro y <strong>de</strong>recha, que al mismo<br />

tiempo eran atacados por su frente, <strong>de</strong>sapareció la formacion <strong>de</strong> nuestra<br />

dilatada y en<strong>de</strong>ble línea como hilera <strong>de</strong> naipes. El Duque <strong>de</strong> Alburquerque<br />

fué el sólo que pudo por algun tiempo conservar el ór<strong>de</strong>n, para<br />

tomar una loma plantada <strong>de</strong> viña, que habia á espaldas <strong>de</strong>l llano; pero<br />

estrechada su gente por los dispersos, y aterrada con los gritos <strong>de</strong> los<br />

acuchillados, <strong>de</strong>sarreglóse simultáneamente, corriendo á guarecerse á<br />

los viñedos. Des<strong>de</strong> entónces todo el ejército no presentó ya otra forma sino<br />

la <strong>de</strong> una muchedumbre <strong>de</strong>sbandada, huyendo á toda priesa <strong>de</strong> la caballería<br />

enemiga, que hizo gran mortandad en nuestros pobres infantes.<br />

Durante mucho tiempo los huesos <strong>de</strong> los que allí perecieren se percibian<br />

y blanqueaban, contrastando su color macilento, en tan hermoso llano,<br />

con el ver<strong>de</strong> y matizadas flores <strong>de</strong> la primavera. Fué nuestra pérdida, entre<br />

muertos, heridos y prisioneros, <strong>de</strong> 10.000 hombres; la <strong>de</strong> los franceses,<br />

aunque bastante inferior, no <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ser consi<strong>de</strong>rable.<br />

Así terminó y tan <strong>de</strong>sgraciadamente la batalla <strong>de</strong> Me<strong>de</strong>llin. Gloriosa<br />

para la infantería, no lo fué para algunos cuerpos <strong>de</strong> caballería, que<br />

castigó severamente D. Gregorio <strong>de</strong> la Cuesta, suspendiendo á tres coroneles<br />

y quitando á los soldados una pistola hasta que recobrasen en<br />

otra accion el honor perdido. Pero, por reprensible que en efecto fuese<br />

la conducta <strong>de</strong> estos, en nada <strong>de</strong>scargaba á Cuesta <strong>de</strong>l temerario arrojo<br />

<strong>de</strong> empeñar una batalla campal con tropas bisoñas y no bien disciplinadas,<br />

en una posicion como la que escogió y en el ór<strong>de</strong>n que lo hizo, sin<br />

<strong>de</strong>jar á sus espaldas cuerpo alguno <strong>de</strong> reserva. Claro era que rota una<br />

vez la línea, quedaba su ejército <strong>de</strong>shecho, no teniendo en qué sostener-<br />

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