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Conde de Toreno, Historia del levantamiento, guerra y revolución ...

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LIBRO DÉCIMO (1808)<br />

<strong>de</strong> una coyuntura oportuna, era irresolucion <strong>de</strong> ánimo lo que en otro hubiera<br />

quizá sido efecto <strong>de</strong> sabiduría.<br />

Retirado á Sierra-Morena, escribió á la Central, pidiéndole víveres y<br />

auxilios <strong>de</strong> toda especie, como si la carencia <strong>de</strong> muchos objetos le hubiese<br />

privado <strong>de</strong> pelear en las llanuras. Colmada entónces la medida <strong>de</strong>l<br />

sufrimiento contra un general á quien se le habia prodigado todo linaje<br />

<strong>de</strong> medios, se le separó <strong>de</strong>l mando, que recayó en D. Juan Cárlos <strong>de</strong><br />

Areizaga, llamado ántes <strong>de</strong> Cataluña para mandar en la Mancha una division.<br />

Acreditado el nuevo general <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong> Alcañiz, tenía en<br />

Sevilla muchos amigos, y <strong>de</strong> aquellos que ansiaban por volver á Madrid.<br />

Aparente actividad, y el provocar á su llegada al ejército el alejamiento<br />

<strong>de</strong> un enjambre <strong>de</strong> oficiales y generales, que, ociosos, sólo servian <strong>de</strong><br />

embarazo y recargo, confirmó á muchos en la opinion <strong>de</strong> haber sido acertado<br />

su nombramiento. Mas Areizaga, hombre <strong>de</strong> valor como soldado,<br />

carecia <strong>de</strong> la serenidad propia <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro general, y escaso <strong>de</strong> nociones<br />

en la mo<strong>de</strong>rna estrategia, libraba su confianza más en el coraje personal<br />

<strong>de</strong> los individuos que en gran<strong>de</strong>s y bien combinadas maniobras,<br />

fundamento ahora <strong>de</strong> las batallas campales.<br />

Acabó el general Areizaga <strong>de</strong> granjear en favor suyo la gracia popular,<br />

proponiendo bajar á la Mancha y caer sobre Madrid, porque tal<br />

era el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> casi todos los forasteros que moraban en Sevilla, y cuyo<br />

influjo era po<strong>de</strong>roso en el seno <strong>de</strong>l mismo gobierno. Unos suspiraban<br />

por sus casas, otros por el po<strong>de</strong>r perdido, que esperaban recobrar<br />

en Madrid.<br />

Nada pudo apartar al Gobierno <strong>de</strong>l raudal <strong>de</strong> tan extraviada opinion.<br />

Lord Wellington, que en los primeros dias <strong>de</strong> Noviembre pasó á Sevilla<br />

con motivo <strong>de</strong> visitar á su hermano, el Marqués <strong>de</strong> Wellesley, en vano,<br />

unido con éste, manifestó los riesgos <strong>de</strong> semejante empresa. Estaban los<br />

más tan persuadidos <strong>de</strong>l éxito, ó por mejor <strong>de</strong>cir, tan ciegos, que la Junta<br />

escogió á los Sres. Jovellanos y Riquelme para acordar las provi<strong>de</strong>ncias<br />

que <strong>de</strong>berian tomarse á la entrada en la capital. Diéronse tambien sus<br />

instrucciones al central D. Juan <strong>de</strong> Dios Rabé, que acompañaba al ejército;<br />

eligiéronse várias autorida<strong>de</strong>s, y entre ellas la <strong>de</strong> corregidor <strong>de</strong> Madrid,<br />

cuya merced recayó en D. Justo Ibarnavarro, amigo íntimo <strong>de</strong> Areizaga<br />

y uno <strong>de</strong> los que más le impelian á guerrear. Lágrimas, sin embargo,<br />

costaron, y bien amargas, tan impru<strong>de</strong>ntes y <strong>de</strong>sacordados consejos.<br />

Empezó D. Juan Cárlos <strong>de</strong> Areizaga á moverse el 3 <strong>de</strong> Noviembre. Su<br />

ejército estaba bien pertrechado, y tiempos hacia que los campos españoles<br />

no habian visto otro ni tan lucido ni tan numeroso.<br />

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