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omanticas. Es un ser sociable, por eso es un martirio para ella ir a esa oficina,
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donde solo pueden haber conversaciones breves y superficiales; donde la
caracterfstica mas comun de sus companeros es la incomunicacion. EI paisaje
londinense es generalmente deprimente. Lo que saca a Marfa adelante son
las reuniones sociales en la casa de campo de Wanda, con esos paisajes
campestres; las veladas hogarenas con Natalia; y las cartas de Venancio. Lo
que Marfa aprecia es la belleza de un paisaje y la amistad. Le molesta el
bullicio del mundo moderno; y aprecia el silencio de una plazoleta romantica.
Ese silencio placentero esta asociado con el encanto reposado de la vida
intelectual y cultural. Su lado romantico ya esta danado por el matrimonio de
conveniencia de su padre. Aunque algo desenganada, no ha descartado
total mente la ilusion. Deja que un rayito de ilusion se infiltre en su escep­
ticismo, solo para quedar otra vez desenganada. A las miradas tiernas de
Vladimir, a la vision romantica que de el tiene Marfa, a la farsa de la carta
romantica del polaco, sigue la desaparicion del joven, para desembocar
Ovolenski en un matrimonio de conveniencia tambien.
Las ultimas imagenes de Londres, parte de la representacion del mundo de
Marfa, representan otro Londres; no es ya la ciudad gris, brumosa de la
mayarfa de la novela; es un Londres medieval. Hay quietud en un muelle que
da "Ia impresion de un pueblo atacado por la peste, sorprendido par la muerte
en un momenta de agitacion y de maximo de vida" (OC 2: 437). Da la
impresion de que el mundo medieval ha chocado con el mundo moderno. AI
IIegar y pasar Marfa Aracil par otros muelles, persiste la impresion medieval:
Se vefan grandes estanques de agua verde, cerrados por esclusas,
el agua de estos depositos parecfa estar por encima del nivel del