UMI - The University of Arizona Campus Repository

tomos, por primera vez entre 1944 y 1949, nos damos cuenta que el pesimismo
de Baroja se bas a y se corrobora en una realidad. No se trata aquf del este­
reotipo del hombre hurano y esceptico por naturaleza. Las vivencias del autor
y la realidad del mundo moderno confirman, refuerzan su pesimismo de
juventud. Se ve claramente una relacion entre realidad y pesimismo. Ser
pesimista es ser realista. Las Memorias 10 dejan bien en claro. Los terminos
son sinonimos en Baroja.
EI optimista que solo ve 10 bueno distorsiona la realidad. Sin embargo, no
esta el escritor en contra del optimismo, porque el optimismo contiene
ilusiones, y una falta de optimismo implica apatfa. Entre las ilusiones, quizas
vanas, y la apatfa, Baroja prefiere las ilusiones, porque elias contienen la
esperanza. En este aspecto, el autor demuestra una sensibilidad romantica,
que nunca busca alivio por medio de un escape de la realidad. A esta
sensibilidad Ie choca la falta de optimismo de la epoca inmediatamente
posterior a la Primera Guerra Mundial:
La guerra del 14 acabo con ilusiones quiza vanas, pero con ilusiones.
Esta guerra ha acabado con una apatfa verdaderamente triste. AI final
de la guerra del 14 se creyo en una serie de simplezas y utopfas candidas
incomprensibles: en el dadaismo, en el cubismo, en mil cosas
parecidas. Ahora no se cree en nada. Se piensa en la comida, el traje
y basta. (OC 7: 820)
Segun Baroja, Spengler y Ortega no han descubierto nada nuevo. La deca­
dencia que apunta el uno y la rebelion de las masas que sen ala el otro no son
gran novedad; son partes de ciclos historicos negativos que han existido
siempre. Llegan las guerras y las revoluciones, y luego se vuelve a la medio­
cridad y a la decadencia (OC 7: 820-21). Total, ni en la guerra ni en la paz
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