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104 BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
CINCUENTA AÑOS EN COMPAÑÍA<br />
DE CIEN AÑOS DE SOLEDAD<br />
Por<br />
Luz Marina Heidrich<br />
Al cumplirse el quincuagésimo cumpleaños de la publicación de Cien<br />
años de soledad, no podemos dejar de pensar en eso que ahora se<br />
llama: «realismo mágico». Y es que este término nació y ha ido completamente<br />
ligado a Gabriel García Márquez. Basta visitar cualquier rincón<br />
de la costa Caribe colombiana y nos encontramos, sin una pizca de<br />
exageración, con cada uno de los personajes, con cada una de las situaciones<br />
y hasta con el mismo Gabo.<br />
Esta obra maestra de la literatura, es una de las más traducidas; escrita<br />
durante diez y ocho meses, en Ciudad de México, entre 1965 (año<br />
en que se realizaron los funerales de Churchill, en que Estados Unidos<br />
comienza a bombardear Vietnam en Napalm y en que se publica la<br />
edición del Quijote, ilustrada por Salvador Dalí, en que llega la sonda<br />
espacial rusa a Venus) y 1966 (la Real Academia Española acepta nuevas<br />
palabras como alunizar, audiovisual e historicismo, en la UNESCO,<br />
el 5 de octubre, se firma la recomendación respecto al estatus de los<br />
maestros, evento que se celebra en la actualidad como el Día mundial<br />
del maestro).<br />
La idea original de la obra nace, en 1952, durante un viaje a<br />
Aracataca en compañía de su madre, doña Luisa Santiaga Márquez,<br />
viaje que refleja en su cuento: Un día después del sábado (1954), en el<br />
que aparecen, por primera vez, Macondo y varios personajes de sus<br />
cuentos y sus novelas.<br />
Ya terminada la novela, Gabo la presenta, a mediados de los años<br />
sesenta, a la editorial Seix Barral, editorial muy conocida entre los curiosos<br />
de la lengua castellana, pero Carlos Barral le respondió: «Yo creo<br />
que esa novela no va a tener éxito, yo creo que esa novela no sirve».<br />
Esto no fue óbice para cejar en su empeño de darla a conocer. En un<br />
comienzo pensó en titularla La casa, pero no quería que se le confundiera<br />
con La casa grande de su gran amigo Álvaro Cepeda Samudio<br />
(1954), razón por la cual, se decidió por el título que hoy conocemos.<br />
Finalmente, el 5 de junio de 1967 la editorial Sudamericana de Buenos