275-276

HOMENAJES
55
dicha Nómina aparecen dos títulos de sus obras: Ariel, (1900) y Motivos
de Proteo (1909).
1. 2. Don Jaime Posada y don Ignacio Chaves Cuevas me nombraron
representante de la Academia Colombiana de la Lengua, a la reunión
de académicos lexicógrafos que se celebró en Montevideo en 1996,
para dar inicio al proyecto del Diccionario de Americanismos. Allí fui
designado miembro correspondiente de la Academia Nacional de Letras
de Uruguay, institución a la que perteneció José Enrique Rodó. Nos
complace recordar que José Enrique Rodó no solo fue académico, sino
que nació el 15 de julio de 1871, en Montevideo: 1871, el mismo año
en que nacía la Academia Colombiana de la Lengua, la primera fundada
en el Nuevo Mundo.
1. 3. En el discurso de presentación del Diccionario de Cuervo, en las
ceremonias previas a la entrega del Premio Príncipe de Asturias, en
Oviedo, tuve la oportunidad de citar a Leopoldo Alas «Clarín» como
corresponsal de Cuervo y también como autor seleccionado por el Instituto
Caro y Cuervo para la ejemplificación del Diccionario de construcción
y régimen. Hoy lo citaremos nuevamente como corresponsal
de Rodó, especialmente en los dos primeros ensayos y luego como
autor del prólogo de Ariel.
1. 4. En el 2011 conmemoramos, en la Academia Colombiana, el
centenario del fallecimiento de Carlos Arturo Torres. En algún momento
comenté la amistad y la correspondencia epistolar de nuestro vate y
ensayista con José Enrique Rodó. No puede negarse que Torres compartía
con el autor de Ariel una misma intención pedagógica dirigida a
la educación de los pueblos latinoamericanos en los valores de la libertad
y la tolerancia.
1. 5. El año pasado (2016), la comunidad hispanoamericana conmemoraba
los cien años del fallecimiento de Rubén Darío. Rodó escribe
un extenso estudio sobre su vida y su obra, que aparecería como
prólogo de la segunda edición de Prosas Profanas. Darío escribe Cantos
de vida y esperanza, editado por Juan Ramón Jiménez. En esta obra
de Darío aparece el poema A Roosevelt, en donde enaltece el carácter
hispánico frente a la amenaza del imperialismo estadounidense. Allí
nos dice de Roosevelt: «Eres los Estados Unidos, / eres el futuro invasor
/ de la América ingenua / que tiene sangre indígena, / que aún reza a
Jesucristo / y aún habla español», poema muy acorde con el pensamiento
de Rodó.