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BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA
Concordamos con José María Pemán cuando nos dice que «Blasco
Ibáñez fue, íntegra y expresivamente, «un hombre del mediterráneo».
Le es muy difícil a un artista creador nacido a las orillas del «Mare
Nostrum» ser exclusivamente artista. La claridad mediterránea parece
que exige por sí misma el tránsito de la idea y la palabra a la acción. No
hay bruma, ni niebla de ninguna clase, que se interponga en el espontáneo
proceso lógico» (Peman, www).
A los dieciséis años ya había fundado un periódico semanal que no
pudo registrar legalmente por ser de menor edad, entonces lo puso a
nombre de un zapatero amigo suyo. Quiso ser marinero, pero la dificultad
para entender las Matemáticas lo llevó a estudiar Derecho. Su gran
capacidad de estudio y su prodigiosa memoria le permitía preparar las
materias de todo un año, quince días antes de los exámenes. Cursó los
estudios en la Universidad de Valencia y durante esos años perteneció a
la tuna (aunque parezca baladí el canto exige y educa las cuerdas vocales,
condición fundamental para el orador político). Se licenció en 1888,
aunque prácticamente no ejerció la carrera de las Leyes.
Comienza a implicarse en la vida política de Valencia al asistir a las
reuniones que el Partido Republicano Federal organizaba en el casino
de las Juventudes Federales. En sus primeras intervenciones en público
descubre que está dotado de un tremendo don de persuasión. Si su
pluma es certera para el periodismo, no lo es menos su oratoria para la
política, era capaz de enardecer al auditorio y entusiasmar a las gentes
con mucha facilidad.
El talante polémico que lo caracterizaba y su furiosa arenga le costó
muy pronto el exilio a París, donde entró en contacto con el naturalismo
francés, movimiento que ejerció una notable influencia en su obra,
especialmente en Arroz y tartana (1894), con la que inauguró su ciclo
de novelas «regionales», ambientadas en la región valenciana.
En 1894 fundó el periódico El pueblo, que sería su plataforma política,
primero como portavoz del movimiento republicano federal
liderado por Pi i Margall y después, cuando se separó de éste, para
difundir su propio ideario político, que pasaría a ser denominado
blasquismo y que había de alcanzar una importante repercusión popular,
sobre todo a raíz de la dura campaña contra los gobiernos de la
Restauración que llevó a cabo desde las páginas del periódico.
Organizó y lideró en Valencia un movimiento de masas, al estilo de
los que comenzaban a implantarse en Europa, cuyas bases eran el nuevo