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SEPARATA 179
le sirvió a Cervantes para hacer la transición entre la Edad Media y la
modernidad. La locura permite que todas las contradicciones se resuelvan
en la ironía y en el humor.
Sin embargo, es interesante notar que en el Persiles, su última
novela, que vino después del Quijote, Cervantes parece regresar a
una concepción más tradicional. La esencia del Persiles son los propósitos
serios y trascendentales de los protagonistas en su búsqueda
de «salvación», propósitos que finalmente logran cumplir. La
esencia del Quijote, por el contrario, es la forma como los propósitos,
por trascendentales que sean, van quedando reducidos a intentos
fallidos o acciones jocosas. Desde nuestra perspectiva del siglo
XXI, el Persiles pertenece a una visión medieval, el Quijote a una
visión moderna.
Esta comparación me permite formular una hipótesis: creo que
Cervantes no fue plenamente consciente de su hallazgo y que le sucedió
lo mismo que a Colón: No sabía exactamente a dónde iba, no supo
bien a dónde llegó, y no tuvo conciencia de la magnitud de su invento,
todo lo cual no le resta valor a su invención.
Evolución del carácter. Encontramos en don Quijote y Sancho una
riqueza interior y cierta evolución del carácter y pensamiento, no muy
frecuentes en las obras que les precedieron. La fórmula tradicional,
desde Grecia y Roma, es la de protagonistas buenos, cuyos valores de
comportamiento nunca cambian, y protagonistas malos que no dejan
de serlo.
Don Quijote está loco. Pero la locura no es lo que le da su grandeza.
La grandeza surge cuando aparece Sancho, su contrario. Ya tenemos
con quién comparar a don Quijote. Y la novedad está en la riqueza de
las oposiciones binarias que pueden establecerse.
En el aspecto intelectual: loco – cuerdo, maestro – aprendiz, idealista
– materialista, letrado – iletrado, espiritual – material, culto – inculto;
don Quijote sueña con la fama, Sancho con el dinero.
En el aspecto físico: flaco –gordo, alto bajo, soltero– casado, uno va
a caballo –el otro va en un asno, don Quijote posee propiedades– Sancho
es pobre.