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BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />

Azorín, que tanto afán demostró por ingresar en la Academia, tuvo,<br />

ya dentro, poca actividad. Fue el propulsor de la candidatura de Antonio<br />

Machado, en un momento difícil. Pero, ante su fracaso por la<br />

posible candidatura de Gabriel Miró, Azorín se apartó de la Academia<br />

y prácticamente no asistía a sus juntas. Por añadidura, a la vuelta<br />

del exilio en Francia, en 1940, su vida fue un ejemplo nítido de<br />

soledad voluntaria. El cine llenaba sus horas, escoltado por el cotidiano<br />

artículo de ABC. 5<br />

En esta soledad, lo encuentra don Guillermo Díaz Plaja, historiador,<br />

viajero, explorador y observador profundo del mundo hispano. Será el<br />

propio Díaz Plaja quien, en su Retrato de un escritor, nos brindará un<br />

breve instante de su encuentro con Azorín:<br />

En mis viajes a Madrid –durante sus años finales- yo le llamaba por<br />

teléfono, y una voz femenina me decía que el señor se hallaba indispuesto.<br />

Pero muchas veces, al decir mi nombre, esa misma voz amiga<br />

– la de la esposa de Azorín – me decía que el maestro me recibiría.<br />

Y acudía a escuchar, una vez más, aquella voz delgada, pautada de<br />

largos silencios, que siempre hallaba el diapasón justo en una evocación<br />

histórica o en un recuerdo de novedad.<br />

Mis recuerdos, mis vivencias azorinianas forman una parte importante<br />

de mi vivir, y un libro entero En torno a Azorín da testimonio<br />

de ello. Una gran parte de mi obra, pienso que está instalada bajo<br />

su sombra ilustre. Y rememoro ahora, una vez más, al emocionado<br />

mozo veinteañero que llamaba a la puerta del maestro un día de<br />

otoño de 1930. Si alguien le hubiera dicho entonces, que al correr<br />

de los años, habría de ocupar el sillón de Azorín en la Real Academia<br />

Española, no lo hubiera creído. 6<br />

A la muerte de Azorín, Díaz-Plaja, efectivamente, ocuparía el sillón P<br />

del escritor alicantino. En sus palabras de ingreso a la Academia, señalaría<br />

el profundo respeto a la vida y obra de su maestro:<br />

5 Zamora Vicente Alonso. La Real Academia Española. Espasa-Calpe, Madrid, 1999, pág.<br />

191.<br />

6 Díaz-Plaja Guillermo. Retrato de un escritor. Editorial Pomaire, Barcelona, 1978, págs.<br />

131-132.

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