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HOMENAJES<br />
39<br />
Nos hemos visto en El Escorial, en Ávila, en Maqueda, en el castillo<br />
de Fuenterrabía. Han desfilado personas que se afanaban en aquel<br />
mundo, palaciegos, pastores, labradores, una compañía de cómicos,<br />
un inquisidor, un misionero, un catedrático... Hemos asistido<br />
durante ese lapso de tiempo a una ensoñación cordial de la España<br />
pretérita y eterna: Azorín en estado puro. 3<br />
Resalta, en la síntesis de esta pieza oratoria, la habilidad del escritor,<br />
para describir con detalle, precisión y buen estilo, a los seres humanos,<br />
su paisaje interior y el tiempo histórico que los envolvía, para la muestra<br />
basta evocar un fragmento de su registro del rey Felipe II:<br />
El anciano está en su aposento. La puertecita se halla cerrada. Tropeles<br />
de visitantes y servidores se extienden y andan por corredores<br />
y estancias. De patio en patio, de corredor en corredor, de salón en<br />
salón, la muchedumbre se va aclarando. Y a medida que la multitud<br />
es menor, los pasos son más lentos, y las voces más quedas. La larga<br />
serie de estancias vastas ha ido reteniendo a los visitantes. Ya en la<br />
sala que precede al aposento del anciano, los caballeros y servidores<br />
son pocos, La puertecita se halla cerrada. El anciano está sentado<br />
ante una mesa cubierta de tapete carmesí. Libros y papeles se<br />
amontonan sobre la mesa. Una campanillita de plata reluce sobre el<br />
rojo tapete. El anciano, durante un momento, ha dejado de leer los<br />
papeles que tenía entre sus manos. Ha apoyado el codo en el brazo<br />
del sillón y ha reclinado en la mano la cabeza. La faz del caballero es<br />
pálida. Blancas son sus barbas. Y en los ojos —claros ojos azules—<br />
se muestra una profunda melancolía. 4<br />
De manera premonitoria, este extracto de su discurso de ingreso,<br />
nos ilustra la mirada, un poco cinematográfica, que orientará la pluma<br />
de Martínez Ruíz a obras tan complejas como doña Inés, que para<br />
muchos, más que una novela, es un guion de cine para ser puesto en<br />
escena por un director maestro.<br />
En la Historia de la Real Academia Española, don Alonso Zamora<br />
Vicente nos entrega una pincelada del paso de Azorín por su sillón P:<br />
3 Azorín. (José Martínez Ruíz). Una hora de España. Discurso de recepción en la Real<br />
Academia Española. Biblioteca Nueva, Madrid, 2014, pág. 17.<br />
4 Azorín. (José Martínez Ruíz). Una hora de España. Opus. cit, pág. 30.