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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS 165
MARTÍN, Antonio y SANZ, Víctor J. (2017): Dilo bien y dilo claro: manual
de comunicación profesional. Barcelona: Larousse, 288 p.
«La claridad es la cortesía del filósofo», sostuvo el ensayista y filósofo
español José Ortega y Gasset; pero esta cualidad no debe circunscribirse
al campo de la filosofía, sino que tiene que ser uno de los requisitos
esenciales de cualquier comunicación; de hecho, es la consecuencia
natural de la brevedad o concisión y de la sencillez. Por algo, el escritor
francés Albert Camus afirmó: «Los que escriben con claridad tienen lectores;
los que escriben oscuramente tienen comentaristas».
Por eso, para ayudarnos a conseguir claridad y corrección en nuestras
comunicaciones (orales y escritas), Antonio Martín, licenciado en
filología, y Víctor J. Sanz, escritor y profesor de narrativa y de comunicación
escrita, nos dan en esta obra cinco pasos básicos:
Paso 1. Hacia una mente eficaz: descubre qué quieres decir. Indicaciones
para definir lo que queremos expresar, sugerencias para extraer
las ideas y darles forma, así como fórmulas para desterrar el
lenguaje sexista.
Paso 2. Escribir y borrar y escribir. Explicación sobre los tipos de
textos de empresa y los vicios que se pueden cometer en ellos. Además,
síntesis de reglas de puntuación, acentuación y de empleo de los
marcadores del discurso, entre otros consejos para redactar, pues «no
basta con escribir correctamente, también hay que escribir de forma
interesante, atractiva y amena», como advierten los autores.
Paso 3. Cómo presentarte ante el público que te lee. Claves para
la edición de textos e imágenes que se ven en pantalla (blogs,
ciberpáginas, correos electrónicos, etc.). Asimismo, recomendaciones
para aplicar bien los estilos, elaborar índices y elegir los tipos de fuentes
apropiados.
Paso 4. Cómo presentarte ante el público que escucha. Sugerencias
para hablar en público y transmitirle ideas o conocimiento, pues
«nadie que sube a un estrado y toma el micrófono lo hace sin haberlo
preparado muy bien antes». Igualmente, los autores destacan «la obsesión
por el PowerPoint» porque «parece que hablar en público se ha
convertido en sinónimo de usar PowerPoint».