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HOMENAJES<br />
43<br />
Azorín, para indicarnos la sutil diferencia con sus compañeros de generación<br />
y para resaltar la especificidad de la mirada azoriniana:<br />
Un primer vistazo sobre la obra de Azorín nos permite advertir la<br />
minuciosidad y el cuidado con el que el autor trata de describirnos<br />
la realidad. Y en apariencia, la realidad transmitida nos parece fotográfica<br />
y absolutamente objetiva.<br />
La realidad azoriniana, sin embargo, se nos presenta habiendo<br />
pasado previamente por el filtro subjetivo del autor. De este modo,<br />
lo que nos parecía más real está desdibujado e incluso falseado.<br />
Ocurre a menudo que muchas de las cosas que Azorín nos describe<br />
minuciosamente no han sido tomadas de una realidad palpable,<br />
sino que pertenecen a su mundo personal y subjetivo.<br />
Azorín nos transmite una serena contemplación del paisaje, un paisaje<br />
sencillo y tranquilo, pero vibrante, nacido más del alma que de<br />
la observación directa. Este sentimiento del paisaje es, esencialmente,<br />
subjetivo y, como tal, forma parte de la realidad creada por Azorín;<br />
una realidad, no lo olvidemos, recreada, o mejor, idealizada. El descubrimiento<br />
del paisaje es en Azorín un descubrimiento de la realidad<br />
española, de sus tierras y de sus gentes, pero una realidad, al fin<br />
y a la postre, ficticia, impregnada del poso interior del novelista. 9<br />
En su libro Castilla, encontramos ejemplos de este viajero, observador<br />
del alma castellana, que con lupa prodigiosa y pluma ejemplar nos<br />
legó algo más, que una fotografía sepia del recuerdo de un viaje al<br />
alma profunda de la vida histórica, del punto de origen de nuestra<br />
lengua. Como es natural, la presencia de los ferrocarriles inauguró la<br />
modernidad en el mundo moderno, y sería esta imagen la que daría<br />
inicio a los relatos de esta obra.<br />
Tienen poesía esas otras estaciones cercanas a viejas ciudades, a las<br />
que en la tarde del domingo, durante el crespúsculo, salen a pasear<br />
las muchachas y van devaneando lentamente, a lo largo del andén,<br />
cogidas de los brazos, escudriñando curiosamente la gente de los<br />
coches. Tiene, en fin, poesía la llegada del tren, allá de madrugada,<br />
9 Ponce Juan Carlos. El Ferrocarril de la generación del 98, paisajes desde el tren, pág. 7.<br />
Hallado el 10 de febrero de 2017 en: http://www.docutren.com/HistoriaFerroviaria/<br />
Alicante1998/pdf/71.pdf.