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HOMENAJES
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Apoteosis de la lengua castellana. Don Horacio Bejarano nos dice: «Y
en el ángulo inferior del mural vemos a María y Efraín los protagonistas
de la Novela de Jorge Isaacs, que es, sin lugar a dudas, la obra maestra
del romanticismo español, por el resplandor poético del paisaje del
Valle del Cauca que se encarna, vive y actúa con amorosa identidad en
la protagonista; por el sentimiento que desde la primera página satura
la narración apoyado en la presencia del amor, el presentimiento de la
muerte y la pureza y autenticidad del idilio narrado con la sinceridad
de la ternura de Efraín y María que creó el milagro de una expresión
tan fresca que parece original» (Bejarano, 1998, 30).
Un dato más, el Instituto Caro y Cuervo, en el año de 1990 publicó
en edición facsimilar, como obsequio de navidad, el Cuaderno de
poesías de Jorge Isaacs, con Nota liminar de Rubén Sierra Mejía y Prólogo
de monseñor Mario Germán Romero. Allí encontramos la siguiente
declaración: «A comienzos de este siglo (léase siglo XX), los herederos
de Jorge Isaacs donaron a la nación un rico manojo de manuscritos del
poeta. Desde entonces, la Biblioteca Nacional de Colombia los custodia
con celo, como uno de los tesoros literarios de que más orgullosos
deben sentirse los colombianos» (Sierra, 1990, 9).
2. Aspectos biográficos de Jorge Isaacs
Como lo señala Carmen de Mora: «La biografía de Isaacs interesa al
lector de María por la existencia de algunos datos reveladores que ilustran
la realidad novelesca. Por tratarse de una evocación del mundo de
la adolescencia es la primera etapa la que aporta mayor número de
materiales a la realidad ficticia, tales como la ascendencia de Isaacs, formación,
posesiones y problemas económicos de la familia» (Mora, www).
Para mostrar algunos datos sobre su vida recurrimos a la semblanza
que presenta monseñor Mario Germán Romero, donde cita con frecuencia
al mismo Isaacs quien nos dice: «Nací en el Estado del Cauca
(basta eso) el primero de abril de 1837... mis padres el señor Jorge
Enrique Isaacs, súbdito inglés, que solicitó carta de naturaleza en
Colombia a la edad de 20 años y la obtuvo del Libertador en 1829; la
señora Manuela Ferrer, colombiana, de nacimiento» (Isaacs, citado por
Romero, 1990, 12).
Creció en una época en la que el esclavismo estaba vivo y las diferencias
sociales eran mucho más marcadas que hoy. Su padre, George