275-276

SEPARATA 225
validez, tanto, lógica como testimonial. La desconfianza no tiene aquí
cabida. En consecuencia, también marca su interpretación en la balanza
entre la verdad y la mentira o la falsedad. Por ende, el éxito de la
complejidad narrativa protege la ficción que, a su vez, facilita la búsqueda
de la comprensión de la condición del hombre.
El narrador logra crear un sistema de la interpretación de la verdad.
A su vez, la trama axiológica se entreteje en una urdimbre que enlaza
los valores eternos del hombre, por encima de su tiempo y del lugar. El
Siglo de Oro en España y Castilla representan para la historia nacional,
pero también para Europa y el mundo, unos muy significativos referentes
culturales, no obstante, La Mancha, aunque queda en España, puede
representar cualquier rincón del mundo y su ubicación geográfica
solamente sirve de pretexto para una reflexión antropológica por encima
de los límites geográficos y fuera del paréntesis temporal de la acción
novelesca, aunque lo tengamos muy bien determinado.
Precisamente, este tejido axiológico, son los valores que encarnan los
protagonistas y los personajes segundarios, la exposición narrativa dentro
de toda su prolífera complejidad en su abanico entre el bien y el
mal que conoce el hombre, en su despliegue de anhelos, ilusiones,
sueños, pero también de dolores, penas, fracasos y angustias.
El éxito de Don Quijote de la Mancha consiste en este infinito cúmulo
de situaciones y circunstancias que atraviesan los personajes
cervantinos, pero que también son identificadas como cercanas,
comprensibles y hasta conocidas, por el lector en cualquier cultura,
latitud o época. En efecto, estas tribulaciones quijotescas, sus andanzas
atraen al lector por su carga axiológica. Cada uno de los valores que
aparecen en las páginas novelescas, hace surgir las alusiones a las experiencias
individuales del lector e invita a una extensa reflexión sobre
su importancia y, al mismo tiempo, puede someterlo a severos
cuestionamientos sobre su validez.
Es esta tensión axiológica que encarna Alonso Quijano, sus ideales
y sus convicciones, sus fantasmas y sus derrotas, sus raíces y sus metas,
hacen que la novela Don Quijote de la Mancha resulte única e
integre de manera firme y sustanciosa lo particular y lo universal. El
hidalgo manchego emprende gestas heroicas, llenas de ideales, que
pueden ser consideradas imposibles, pero esto no significa que sean
menos grandes. Sus vivencias parecen ser el crisol de los españoles
que vivían la grandeza de su monarquía, pero tampoco podían negar
el surgimiento de las nuevas condiciones económicas, resultado del