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HOMENAJES 111<br />
Realismo mágico<br />
Este movimiento literario que surgió en Latinoamérica, a mediados<br />
del siglo XX. Se define como el interés de mostrar lo irreal o extraño,<br />
como algo cotidiano y común. No suscita emociones, sino que las expresa.<br />
Este término fue usado, inicialmente, por el alemán Franz Roh,<br />
cuando quiso describir una pintura que mostraba una realidad alterada.<br />
Alejo Carpentier en su obra El reino de este mundo, hace ya referencia<br />
de este término al que llama «lo real maravilloso» y es que lo<br />
utiliza para denominar la realidad hispanoamericana, y se cataloga a<br />
Cien años de soledad la verdadera expresión de realismo mágico, pues<br />
incluye las características de lo que es en realidad: presencia no percibida<br />
como real o alteradora del orden y que se ve atractiva, que no atemoriza,<br />
como sucedería en la misma realidad. Es esa misma idiosincrasia de<br />
la que hablaba anteriormente, la particularidad de los colombianos de<br />
reírnos de todo, hasta de las desgracias, como si viviéramos en un permanente<br />
realismo mágico.<br />
Unos fragmentos de la obra, leídos por el autor<br />
El autor seleccionó estos fragmentos de diferentes capítulos<br />
de su novela para grabarlos como parte de la colección Voz Viva,<br />
© Universidad Autónoma de México, 1967<br />
Úrsula tuvo que hacer un grande esfuerzo para cumplir su promesa<br />
de morirse cuando escampara. Las ráfagas de lucidez, que eran tan<br />
escasas durante la lluvia, se hicieron más frecuentes a partir de agosto,<br />
cuando empezó a soplar el viento árido que sofocaba los rosales y<br />
petrificaba los pantanos, y que acabó por esparcir sobre Macondo<br />
el polvo abrasante y menudo que cubrió para siempre los oxidados<br />
techos de zinc y los almendros centenarios. Úrsula lloró de lástima al<br />
descubrir que por más de tres años había quedado de juguete para<br />
los niños. Se lavó la cara pintorreada, se quitó de encima las tiras de<br />
colorines, las lagartijas y los sapos resecos y las camándulas y antiguos<br />
collares de árabes que le habían colgado por todo el cuerpo, y<br />
por primera vez desde la muerte de Amaranta abandonó la cama sin<br />
auxilio de nadie para incorporarse de nuevo a la vida familiar.<br />
El ánimo de su corazón invencible la orientaba en las tinieblas. Quienes<br />
repararon en sus trastabilleos y tropezaron con su brazo arcangélico<br />
siempre alzado a la altura de la cabeza pensaron que a duras