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126 BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
nado, hace de Barcelona uno de los mejores elogios que salieron de la<br />
pluma de Cervantes».<br />
En este punto, permitidme la recordación de un episodio personal<br />
de gratísima memoria. A raíz de la publicación de mi libro Cervantes y<br />
el «Quijote» en la poesía colombiana, tuve la oportunidad de conocer<br />
la mencionada ciudad en donde Don Quijote, antes de su vencimiento<br />
por el caballero de la Blanca Luna, detuvo sus pasos ante el atrayente<br />
aviso «Aquí se imprimen libros»; digo, en dicha «tierra de prosaica realidad»,<br />
tuve la dichosa ocasión de conocer la Biblioteca Cervantina y<br />
Caballeresca del célebre catalán don Juan Sedó Peris-Mancheta, biblioteca<br />
única en el mundo hispánico, en donde disfruté el indecible privilegio<br />
de tener en mis manos la edición príncipe de la segunda parte<br />
del Quijote y cuatro ejemplares de esta obra editados en Barcelona en<br />
1617, ediciones éstas que su afortunado propietario estimaba como<br />
su mayor y mejor tesoro. En pocas palabras una biblioteca que deslumbra<br />
y maravilla, pero que además ilustra y conmueve, tanto por la calidad<br />
y curiosidad, como por el número de ediciones, en no menos de<br />
un centenar de ediciones y dialectos, que resulta prolijo enumerar y<br />
determinarlas.<br />
Cabe recordar que de esta Biblioteca, en la actualidad, en la sede<br />
de la municipalidad de Barcelona, contamos con una detenida crónica<br />
de nuestro tan recordado y ameno escritor, académico y director<br />
de esta academia, don Eduardo Guzmán Esponda, en su obra Sitios y<br />
Figuras.<br />
Distinguidos académicos: permitidme también una breve digresión.<br />
Para mi desventura, la invaluable curiosidad bibliográfica referida, por<br />
obra y gracia de ciertos hados que arañan la suerte de los libros, en un<br />
trance que es mejor no recordarlo, se me escapó del redil. ¿No es verdad,<br />
amigo Hernando Cabarcas, tarambana quijotesco y greifiano de<br />
los más finos quilates, que el discurrir de esta verdadera rareza bibliográfica<br />
parece una leyenda con visos de una mágica y sorprendente<br />
realidad? Leyenda o realidad que ya hace parte de la entraña de ese<br />
infinito y enigmático Conjuro de los libros. O si se quiere, el conjuro de<br />
traviesos duendes, encantados y encantadores.<br />
El Conjuro de los libros, éste, el tan atractivo y atrayente título de un<br />
hermoso libro, corona de curiosidades, como las estrellas, en lo alto.<br />
Libro que felizmente nos permite disfrutar, quién lo creyera, de la biblioteca<br />
de Cervantes, en los predios nutricios de nuestra Biblioteca