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BOLETÍN DE LA ACADEMIA COLOMBIANA<br />
torero triunfante después de su apoteósica faena, doblegando a la<br />
muerte.<br />
Fue lo que sucedió primero en Venezuela, donde arrancó su periplo<br />
en 1905, y se extendió por Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras,<br />
Costa Rica, Cuba y México, a lo largo de dos años que fueron de<br />
ensueño. «¡Eso fue maravilloso!», comenta Gloria, como si reviviera<br />
esos momentos que tantas veces han cruzado por su memoria.<br />
De hecho, ni siquiera España se libró de tan grata acogida cuando<br />
él, en septiembre de 1907, asumió funciones diplomáticas como Segundo<br />
Secretario de la Embajada de Colombia. En efecto, allí, en la<br />
Madre Patria, ya conocían su obra; lo recibieron con honores, para darle<br />
la bienvenida, nada menos que en El Ateneo de Madrid, y se codeó<br />
con lo más granado de la literatura hispanoamericana (desde Darío y<br />
Amado Nervo hasta Valle-Inclán y Antonio Machado, pasando por José<br />
Santos Chocano y Vargas Vila) en aquellas tertulias donde -en palabras<br />
de Francisco Villaespesa- «Julio Flórez nos hacía soñar con el alma dolida<br />
y triste de su tierra colombiana, cantando al piano los bambucos<br />
más sentimentales».<br />
«No, no es Rubén el poeta de América», comentaría alguien después<br />
de escucharlo.<br />
La coronación<br />
A su regreso al país, la popularidad del poeta se acrecentó con sus<br />
recitales públicos en diferentes ciudades donde era aclamado como<br />
un ídolo, en medio de aplausos, gritos de alborozo y no pocas lágrimas<br />
de los asistentes, conmovidos por sus versos, su voz ensoñadora, su<br />
figura romántica y su representación teatral, dramática, que nunca olvidarían.<br />
Él prefirió luego, sin embargo, refugiarse en un perdido municipio<br />
de la costa Caribe, en Usiacurí, cerca a Barranquilla, por sus aguas medicinales<br />
que tanto bien le harían para su salud que empezaba a flaquear,<br />
cuando no por huirle a la ciudad, al bullicio y, en especial, al<br />
pesado ambiente literario que ahora no soportaba, alejado de la bohemia<br />
y desengañado por múltiples motivos como el canibalismo intelectual<br />
y la persecución política y religiosa de que fue víctima durante<br />
tanto tiempo.