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El cuerpo nunca miente - Alice Miller

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con sus padres. De ahí que Judith intentara entablar una conversación<br />

con su madre. Y cada vez se encontró con el rechazo más<br />

absoluto y la desaprobación, porque no sabía que «hay cosas que<br />

uno <strong>nunca</strong> debería decirles a los padres». Los reproches de su hija<br />

iban en contra del mandamiento «honrarás a tu padre y a tu<br />

madre» y eran, por tanto, una ofensa a Dios, decían las cartas de<br />

la madre.<br />

Las reacciones de la madre ayudaron a Judith a percibir las<br />

fronteras de su terapeuta, unas fronteras víctimas de un esquema<br />

que parecía proporcionar a la terapeuta la certeza de saber qué es<br />

lo que uno debía o podía hacer. Gracias a otra terapeuta, con la<br />

que llevaba poco tiempo trabajando, Judith se percató de lo<br />

agradecido que estaba su <strong>cuerpo</strong> desde que ya no se obligaba a<br />

tener relaciones de esa índole. De pequeña careció de esa opción,<br />

tuvo que vivir con una madre que había sido testigo de su sufrimiento<br />

con indiferencia y que con sus normas había refutado todos<br />

los comentarios de la niña. Judith no conoció otra cosa que el rechazo<br />

cada vez que decía alguna verdad propia que se salía de lo<br />

establecido. Y para un niño ese rechazo es como la pérdida de la<br />

madre, de ahí que sea equiparable al peligro de muerte. <strong>El</strong> miedo<br />

a este peligro no pudo ser superado en la primera terapia, porque<br />

las exigencias morales de la terapeuta de Judith alimentaban continuadamente<br />

esta sensación. Son influencias muy sutiles que en<br />

la mayoría de los casos nos pasan inadvertidas debido a que están<br />

en absoluta concordancia con los valores tradicionales con los que<br />

hemos crecido. En general, se daba y se da por sentado que todos<br />

los padres tienen derecho a que se les honre, aun cuando hayan<br />

actuado de manera destructiva con sus hijos. Pero tan pronto<br />

como uno decida abandonar esta escala de valores, le resultará de<br />

lo más grotesco escuchar que una mujer adulta debe honrar a unos<br />

padres que la maltrataron de forma brutal o que presenciaron<br />

los malos tratos sin decir nada.

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