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padres. La moral así predicada dice que las personas no tienen<br />
ningún derecho a tener una vida propia, sentimientos y necesidades.<br />
Es probable que en Internet apenas se encuentre algo distinto<br />
a esto, porque esas ideas no reflejan otra cosa que la mentalidad<br />
que conservamos desde hace miles de años: honra a tus<br />
padres para poder vivir más tiempo.<br />
En la primera parte de este libro, las biografías de varios escritores<br />
han demostrado que esto no siempre es cierto, sobre todo<br />
en los casos de personas que fueron niños muy sensibles e inteligentes.<br />
Sin embargo, una vida larga tampoco justifica la amenaza<br />
contenida en el cuarto mandamiento. Todo lo contrario: se trata<br />
de la calidad de vida. Se trata de que padres y abuelos tomen conciencia<br />
de su responsabilidad y no honren a sus antepasados a<br />
costa de sus hijos y nietos, con los que cometen irreflexivamente<br />
abusos sexuales, a los que pegan o torturan de otra manera, se<br />
supone que por su bien. A menudo los padres pueden aliviar el<br />
propio <strong>cuerpo</strong> descargando contra los hijos sus desbordantes sentimientos,<br />
que también fueron válidos para sus propios padres.<br />
No obstante, no tardarán en enfermar cuando estos hijos, al<br />
menos en apariencia, los rehúyan.<br />
Los hijos y nietos actuales pueden sentir, pueden dar crédito a<br />
lo que vieron y sintieron de pequeños, y no tienen por qué obligarse<br />
a cerrar los ojos; porque la ceguera forzada la pagaron con<br />
enfermedades corporales o anímicas, cuyas causas permanecieron<br />
veladas durante mucho tiempo. Cuando dejen de participar en esta<br />
ocultación, tendrán la oportunidad de romper la cadena de violencia<br />
y autoengaño, y no convertir más a sus hijos en víctimas.<br />
No hace mucho, en un programa de televisión abordaron los<br />
casos de los niños que padecen neurodermatitis, es decir, sienten<br />
un incesante escozor en el <strong>cuerpo</strong>. Los especialistas que aparecían<br />
en el programa afirmaban unánimemente que esta enfermedad es<br />
incurable. En ningún momento hablaron de causas psíquicas,