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con anterioridad, este vínculo está compuesto de gratitud, compasión,<br />
negación, nostalgia, enmascaramiento y un sinfín de expectativas<br />
que <strong>nunca</strong> se satisfacen ni se satisfarán. <strong>El</strong> camino<br />
hacia la madurez no pasa por la tolerancia a las crueldades sufridas,<br />
sino por el reconocimiento de la propia verdad y por el<br />
aumento de la empatía hacia el niño maltratado. Pasa por darse<br />
cuenta de cómo los malos tratos han entorpecido la vida entera<br />
del adulto, de cómo se desaprovecharon muchas oportunidades y<br />
de cuánta de esa desgracia se ha transmitido sin querer a la<br />
siguiente generación. Esta trágica constatación sólo será posible<br />
cuando dejemos de poner en la balanza los aspectos buenos y<br />
malos de los padres que nos maltrataron, porque al hacerlo caemos<br />
de nuevo en la compasión, en la negación de la crueldad,<br />
mientras creemos que, simplemente, analizamos más detalladamente<br />
las cosas. En mi opinión, ese esfuerzo es semejante al que<br />
hizo ya en la infancia, y creo que el adulto debería evitar hacer<br />
este balance, porque arroja confusión y obstaculiza la propia vida.<br />
Evidentemente, aquellos que en su infancia no recibieron palizas<br />
ni soportaron la violencia sexual no necesitan hacer este trabajo,<br />
pueden disfrutar con sus padres de sus buenos sentimientos y<br />
llamarlos amor sin reservas, y no necesitan negarlos. Esta carga<br />
sólo afecta a las personas que en el pasado fueron maltratadas,<br />
sobre todo cuando no están dispuestas a pagar el autoengaño con<br />
enfermedades. Es una norma que he experimentado casi a diario.<br />
Por ejemplo, una mujer escribe en el foro diciendo que ha<br />
leído en Internet que uno no puede ayudarse a sí mismo de verdad<br />
si deja de ver a los padres; que entonces se sentiría acosado<br />
por ellos. Y que eso es precisamente lo que le pasa ahora a ella.<br />
Desde que ya no va a visitar a sus padres, piensa en ellos día y<br />
noche, y vive constantemente atemorizada. Esto tiene una clara<br />
explicación: siente pánico, porque los pretendidos expertos de Internet<br />
no han hecho sino aumentar más aún su miedo a sus