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su padre. <strong>El</strong> proceso duró seis años, fueron unas sesiones analíticas<br />
duras a las que siguió una terapia de grupo y otras medidas<br />
terapéuticas corporales.<br />
Supuestamente, semejante proceso podría haber sido más<br />
corto si, desde el principio, la analista hubiera podido interpretar<br />
un eccema genital como un indicio inequívoco de un temprano<br />
abuso del <strong>cuerpo</strong> de la niña. Pero es evidente que, hace dieciséis<br />
años, la analista todavía no era capaz de hacerlo. Creía que, si obligaba<br />
a Kristina a enfrentarse con esta información antes de llegar<br />
a un buen nivel de análisis, ésta no podría soportarlo.<br />
Quizás, hace un tiempo, yo hubiera compartido esta opinión,<br />
pero tras mis últimas experiencias tiendo a pensar que <strong>nunca</strong> es<br />
demasiado pronto para decirle al niño maltratado lo que uno percibe<br />
con claridad y para ponernos de su lado. Kristina Meyer<br />
luchó con un valor inusitado por su verdad, y merecía que desde<br />
el comienzo alguien reconociera su confusión y la acompañara en<br />
ella. Siempre soñó con que la psicoanalista la abrazara alguna vez<br />
y la consolara, pero ésta, fiel a su método, jamás hizo realidad el<br />
inocente deseo de Kristina. De haberlo hecho, a lo sumo le habría<br />
podido transmitir que existen los abrazos de cariño que respetan<br />
las fronteras con el otro y que además demuestran que uno no está<br />
solo en el mundo. Puede que hoy día, cuando hay un sinfín de<br />
terapias corporales, la obstinada negativa de la psicoanalista a dejarse<br />
conmover por la tragedia de su paciente parezca extraña,<br />
pero desde la perspectiva del psicoanálisis es del todo<br />
comprensible.<br />
Volvamos al punto de partida de este capítulo y a la imagen de<br />
los niños dando vueltas en el tiovivo, cuyas caras, en mi opinión,<br />
además de alegría reflejaban también miedo y desazón. En realidad,<br />
mi comparación de esa situación con las de abuso sexual no<br />
pretendía ser general, fue más bien una idea por la que me dejé llevar.<br />
Sin embargo, sí hay que tomar absolutamente en serio las