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un par de años solicité apoyo a unos cuantos cardenales cuando<br />
presenté al Vaticano el material sobre las consecuencias del maltrato<br />
infantil y les pedí que ilustraran al respecto a los matrimonios<br />
jóvenes con hijos.<br />
Como ya he dicho antes, no obtuve por parte de ninguno de los<br />
cardenales a los que había escrito la más mínima muestra de interés<br />
por el problema de los niños maltratados, un problema de<br />
alcance mundial ignorado pero candente. Igual que tampoco hubo<br />
el menor gesto de misericordia cristiana. Sí que es cierto, sin embargo,<br />
que hoy en día demuestran con rotundidad su capacidad<br />
compasiva, pero curiosamente no por los niños maltratados ni<br />
por las víctimas de Saddam, sino por él mismo, por la figura paterna<br />
carente de escrúpulos que simboliza el temido déspota.<br />
Los niños golpeados, torturados y humillados que <strong>nunca</strong> contaron<br />
con el apoyo de un testigo que les ayudara suelen desarrollar<br />
más adelante una gran tolerancia hacia las crueldades de las<br />
figuras paternas y, al parecer, una sorprendente insensibilidad<br />
por lo que se refiere al sufrimiento de los niños maltratados. Se<br />
niegan en redondo a admitir que ellos mismos fueron maltratados<br />
en el pasado, y la insensibilidad les permite mantener los ojos cerrados.<br />
Por eso, aunque estén absolutamente convencidos de sus<br />
propósitos humanos, harán de abogados del diablo. Desde<br />
pequeños han aprendido a reprimir e ignorar sus verdaderos sentimientos;<br />
han aprendido a no confiar en éstos y a hacerlo sólo en<br />
las normas de los padres, los profesores y las autoridades<br />
eclesiásticas. Y ahora sus responsabilidades adultas no les dejan<br />
tiempo para percibir sus propios sentimientos, a menos que dichos<br />
sentimientos encajen a la perfección con el sistema de<br />
valores patriarcal en que viven: como la compasión por el padre,<br />
por muy destructivo y peligroso que éste sea. Al parecer, cuantos<br />
más crímenes cometa un tirano, más tolerancia recibirá, eso