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llamaban cerdo: era el momento del aseo, el llamado propreté.<br />
Luego había que ponerse el uniforme de desfile: la falda plomiza<br />
con solapas negras, el chaleco blanco y los calzones, las vueltas,<br />
las botas y la espada, el tricornio ribeteado y el plumero. Como<br />
el duque [2] no soportaba a los pelirrojos, Schiller tenía que<br />
cubrirse el pelo con unos polvos; y llevaba, al igual que los demás,<br />
una larga trenza postiza con dos papillotes pegados a las<br />
sienes. Así ataviados, los alumnos marchaban para la formación<br />
de mediodía y luego entraban en el comedor. Después de comer<br />
tenían que pasear y hacer ejercicio, a continuación había clase<br />
de dos a seis, y luego otra vez propreté. <strong>El</strong> resto del día lo dedicaban<br />
al estudio. Inmediatamente después de cenar, se iban a<br />
la cama. Hasta los veintiún años estuvo el joven Schiller encorsetado<br />
en la camisa de fuerza de este régimen eternamente rutinario»<br />
(Burschell 1958, pág. 25).<br />
Schiller sufrió siempre de dolorosos calambres en distintos órganos;<br />
a partir de los cuarenta años se sucedieron graves enfermedades,<br />
que le provocaban delirios y que lo ponían constantemente<br />
al borde de la muerte, muerte que tuvo lugar a sus cuarenta<br />
y seis años.<br />
A mi juicio, no cabe duda de que estos fuertes calambres son<br />
achacables a los habituales castigos corporales que sufrió en su infancia<br />
y a la cruel disciplina de su juventud, En realidad, el encarcelamiento<br />
empezó antes de la escuela militar, con su padre,<br />
quien de modo sistemático luchaba contra los sentimientos de<br />
alegría de su hijo, y contra los suyos propios; llamaba a eso<br />
autodisciplina. Así, por ejemplo, ordenaba a sus hijos que dejaran<br />
de comer y se levantaran de la mesa no bien notasen que disfrutaban<br />
de la comida. <strong>El</strong> padre hacía lo mismo. Es posible que esta<br />
extravagante manera de suprimir cualquier calidad de vida o<br />
disfrute fuera desacostumbrada, pero el sistema de la academia<br />
militar estaba muy extendido en aquel tiempo, una rígida